Hirokazu Koreeda es uno de mis directores actuales favoritos, por ello es todo un placer ir descubriendo poco a poco su filmografía (desde sus últimas obras hasta las primeras que han cimentado las bases de su estilo).


En ‘’De tal padre, tal hijo’’ del 2013 Koreeda comenzó a tratar un tema que sería clave en su filmografía posterior (la familia y los lazos que unen a unas personas con otras y que no deben ser inevitablemente lazos sanguíneos). Para ello uso una historia que no es nada nuevo y que hemos visto y escuchado en multitud de escenarios. La trama parte de un escenario común, una pareja descubre que su hijo de 6 años no es su hijo biológico y que este fue intercambiado siendo un bebe por otro niño en el hospital donde nació. A partir de esta premisa en apariencia sencilla, Koreeda construye una conmovedora y emotiva historia sobre la familia y la paternidad que comienza cuando las dos familias de los niños intercambiados se conocen. Desde los primeros momentos, podemos advertir la diferencia de clases entre ambas familias. Unos son de clase alta y viven en un lujoso y moderno apartamento mientras los otros son de clase media baja y regentan una tienda. Sin embargo, esta diferencia de estatus no es lo más importante. También son diferentes en cuanto a personalidades y formas de comprender la vida, el éxito y la paternidad. Es en este momento, donde Koreeda vuelve la mirada hacia Ryota (el padre empresario de la familia acomodada) y lo convierte en su personaje principal.


Y es que para Ryota lo más importante en la vida es el dinero y el éxito. Cree que con el dinero se puede solucionar todo. Es un hombre frio, que ofrece pocas muestras de afecto a su esposa y especialmente a su hijo pequeño con el que pasa poco tiempo debido a su trabajo y al que le exige la perfección en todos los ámbitos. Es incapaz de aceptar al pequeño tal y como es, sin comprender porque no tiene una personalidad similar a la suya. Totalmente opuesto a su personalidad, encontramos la figura del padre de familia humilde llamado Yudai. Para Yudai, el dinero es algo secundario y lo verdaderamente importante es pasar tiempo de calidad con su familia y construir grandes recuerdos junto a sus tres hijos. Es una persona tierna, cálida y afectuosa que no tiene ningún problema en dar muestras de cariño y afecto a su familia. De este modo, encontramos dos tipos de familias muy distintas. Una es fría y áspera mientras la otra es cálida y acogedora. Cuando ambas familias se conocen, Ryota empieza a mirar por encima del hombro a Yudai y a su mujer Yukari por ser de clase humilde. Sin embargo, con el paso del tiempo se dará cuenta de que ese hombre humilde y ‘’vulgar’’ puede enseñarle muchas lecciones vitales como aceptar a los hijos tal y como son y no exigirles convertirse en una copia tuya porque como dice en un momento dado, los hijos no tienen por qué ser igual que los padres (no por haber recibido un tipo de educación tenemos que proyectarlo sobre nuestros hijos después).


Aunque se da más importancia al personaje de Ryota, las dos madres de las familias (Midori y Yukari) son figuras importantes dentro del desarrollo de la trama. Son dos mujeres que demuestran que el instinto maternal no depende de la sangre y que la verdadera familia no viene determinada por los lazos sanguíneos sino por la convivencia, el afecto y el cariño. Las dos mujeres conectan desde el principio, estableciendo una relación de amistad y comprenden algo que a Ryota le resulta imposible concebir y es su negativa a intercambiar a los niños después de 6 años de crianza que han forjado unos vínculos afectivos fuertes e inquebrantables.


Lo curioso y singular de ‘’De tal padre, tal hijo’’ que hace que sea una cinta completamente diferente a todo lo que hemos visto hasta ahora, es que la historia comienza narrándonos lo traumático y complejo que puede llegar a ser vivir una situación así a los 6 años de edad desde el punto de vista de los niños pero después decide centrarse en el viaje que emprende en solitario el personaje de Ryota para reconstruirse así mismo, conocerse y comprender el verdadero significado de la familia y la felicidad. La cinta logra con gran maestría que podamos comprender las razones y los motivos de todos los personajes para actuar como actúan y comportarse como se comportan (incluso comprendemos los de un personaje que puede resultar algo odioso al principio como es Ryota). Y es que todo lo que es Ryota está basado en la relación que tuvo en su infancia con su padre. Es un minusválido emocional que no estaba preparado para la paternidad y que sin querer había proyectado en su propio hijo todos los miedos y traumas de su propia infancia. Gracias a un acontecimiento terrible como descubrir el secreto del intercambio de los niños, Ryota podrá volver a nacer de nuevo, redimirse y convertirse en una persona mejor que esta vez si este preparado para ser padre.


El elenco de actores y actrices realiza un trabajo sobresaliente. Me ha encantado Lily Franky al que luego veríamos en otra historia similar de Koreeda en 2018 con ‘’Un asunto de familia’’. Aunque lo he mencionado primero a él, lo cierto es que todos hacen un trabajo sensacional. Masaharu Fukuyama, Yōko Maki y Machiko Ono brillan con luz propia. Y quiero destacar también el trabajo de los pequeños Shôgen Hwang y Keita Ninomiya. Especialmente el pequeño Keita que interpreta a Keita (el hijo criado por la familia acomodada en la cinta) hace un trabajo excelente y logra transmitir a la perfección los sentimientos y las emociones de rechazo y abandono que sufre su personaje a lo largo de toda la cinta. No debe ser nada fácil dirigir una cinta con niños pequeños, pero Koreeda hace un gran trabajo en esta, ya que las interpretaciones de los niños son justamente lo mejor de la cinta.


Sigo en spoiler por falta de espacio.