La mini serie ‘’El colapso’’ es una de esas gratas sorpresas que descubres un buen día, fuera de la vorágine de las diferentes plataformas famosas a las que estamos acostumbrados a visitar buscando encontrar algo original y diferente, que es ofrecido en muy pocas ocasiones. Con solo 8 capítulos de 20 minutos de duración, la serie creada por el colectivo francés llamado Les parasites, consigue convertirse en un producto sumamente interesante y atractivo que fascina y aterroriza a partes iguales.


Para empezar, estamos ante historias independientes que nos presentan diferentes personajes y diferentes tipos de situaciones a las que los seres humanos se ven sometidos ante un colapso inminente de su sistema medioambiental y económico. Con la reciente pandemia del Covid 19 algunas de las situaciones retratadas como las que podemos ver en el primer episodio no nos parecerán tan lejanas. Tampoco su discurso crítico contra una sociedad capitalista e individualista en la que prima el lema de sálvese quien pueda, aunque eso suponga pisotear al resto para lograr sobrevivir.


Porque ‘’El colapso’’ nos presenta una situación hipotética que podría ser inminente en la sociedad en la que vivimos. Nos acerca al problema por medio de diferentes conflictos y también nos da soluciones, que justamente encontramos en el último capítulo, que sirve como explicación al origen del colapso. Como en todas las series de supervivencia y apocalípticas, encontramos personajes que son una clara muestra de lo mejor y lo peor del ser humano. Si en los primeros capítulos vemos la peor cara de la humanidad, en el cinco y el seis podemos intuir conceptos como solidaridad, altruismo y empatía.


Sin embargo, los juicios de valor no son tan fáciles de realizar. La serie nos pone en la situación de los personajes de una forma frenética y nos obliga a enfrentarnos a diferentes dilemas morales. Pensar en que harías tú en esa situación es una constante con la que el espectador debe reflexionar capitulo tras capitulo.


Adentrarnos en la psique de cada uno de los personajes es fácil gracias al uso del plano secuencia. Vemos lo que ven los personajes, compartimos su angustia y desesperación, vivimos sus situaciones límites y nos es imposible apartar la mirada de la pantalla. Esta técnica nos regala momentos cargados de tensión y otros de una belleza casi deslumbrante como la que podemos observar en el penúltimo episodio llamado la isla.


Es una serie tan realista que llega a doler en algunas partes. Y es que, el colapso somos nosotros mismos cuando decidimos convertirnos en los peones perfectos de un sistema capitalista e individualista, en el que se premian las acciones que tienden a favorecer a un grupo selecto o al individuo y no al conjunto de la sociedad. El egoísmo, la indiferencia, la falta de empatía, el restar importancia a la ciencia y convertir en un chiste a los grupos de protección medioambiental… Todos esos factores nos llevan al colapso y al fracaso más rotundo.


Por el contrario, cuando decidimos construir redes de altruismo, generosidad, solidaridad y empatía, podemos intentar hacer frente al colapso. Como se menciona en uno de los episodios, el colapso parece ser inminente. La contaminación, los desastres medioambientales y la aparición de pandemias, entre otras problemáticas sociales, nos acercan a el. Parece imposible poder frenar el inminente colapso, que en parte ya estamos viviendo. Tal vez no podamos frenar el colapso. Sin embargo, podemos intentar sobrevivir todos juntos, como grupo. Aprendiendo a cuidarnos a nosotros mismos y a los demás. Protegiendo a los más débiles y creando un cambio importante como sociedad. Uno que diga alto y claro que nos merecemos otra oportunidad como especie.