‘’La caza’’ es una de esas pequeñas sorpresas que por su propuesta gamberra, desenfadada y extremadamente irónica son capaces de cautivar al que acudió a ellas en primer término con cierta reticencia a dejarse embaucar por sus supuestos encantos.


Y es que estos supuestos, una vez enumerados uno a uno, llegan a ser muchos. Bajo una dirección inteligente y un guion hábilmente ideado, llega hasta nosotros una película donde el humor negro, la sátira política y lo irreverente se dan la mano hasta extremos impredecibles. Uno de los mayores aciertos del film es suponer mucho más de lo que aparenta a simple vista. De este modo, una película que podría asemejarse por lo ‘’simple y predecible’’ de su argumento a la Purga, va creciendo a lo largo de su recorrido para demostrar que no se puede juzgar un libro por su portada.


Y es que empezamos la cinta con un grupo de personajes amordazados que aparecen en un campo sin saber donde se encuentran o como han llegado hasta allí. Han sido presas de un grupo de snobs pedantes que se hacen llamar la elite liberal y desde el preciso instante en que son conscientes de ello, deberán luchar por sus vidas, siendo un puñado de armas lo primero que le entregan sus captores. Desde el minuto uno empatizamos con el personaje de Emma Roberts, la cual creemos que va a ser la protagonista principal. Al minuto descubrimos que nos equivocamos y centramos nuestra atención en Justin Hartley. Nos tienen dando vueltas de este tipo unos quince minutos, hasta que por fin nuestra atención recae sobre la única y principal protagonista; Betty Gilpin, quien encarna uno de los mejores papeles de su carrera dándole vida a la intrépida y cínica Crystal (Snowball para algunos). Y es que, a diferencia de sus compañeros, la propia Crystal merecería una película en sí misma, ya que su actuación crea la aparición de un personaje a la altura de cualquier criatura de Tarantino y nos llega a recordar a otras cintas como Kill Bill. El humor recurrente que se utiliza se asemeja bastante al de las primeras películas de Tarantino, donde la violencia, lo gore y el sadismo formaban parte de un desenfado vals que uno bailaba de forma desenfrenada y del que se disfruta hasta el final.


Dicho esto, cabe destacar que Crystal, a diferencia de sus compañeros emerge como la superviviente más hábil y preparada. Fue soldado en Afganistán y todo lo que aprendió le ayudara a poder sobrevivir un poco más que el resto de sus compañeros.


Con lo único que no cuenta la hábil Crystal, es con que su propio secuestro y el de sus compañeros forme parte de un plan concebido de forma meticulosa y no tan al azar como pensaban. Todos han sido seleccionados por un motivo concreto que se desvela al final. Sin embargo, la conclusión del film no deja títere con cabeza. Por un lado vemos a un grupo de supuestos paletos que están a favor del uso y la tenencia de las armas, de carácter racista, misógino, homofobo, a favor de la caza y extremadamente patrióticos… Conservadores en su sentido más estricto. Votantes ideales de Trump que se adaptan bien al modo de pensar de un gran sector actual de Estados Unidos. Por otro lado, tenemos a un grupo de snobs cínicos y con aparente ideología liberal. En contra de las armas, de la violencia, del maltrato y la explotación animal, del racismo, del machismo, del abuso de poder y hasta del azúcar pero que no tienen inconveniente alguno en usar armas para ejercer esa violencia que tanto critican, drogar, secuestrar, maltratar, humillar y asesinar a sus propios congéneres. Reflejando de este modo la hipocresía irrisoria que configura su personalidad. No es de extrañar que Trump la censurara durante tanto tiempo porque refleja fielmente los diferentes sentires de Estados Unidos en la actualidad y lo absurdos que se antojan al final tanto unos como otros.



Llegados a este punto, nos damos cuenta de que la mayor virtud de la película es su amplia capacidad para reírse de sí misma y no tomarse nada en serio. ‘’La caza’’ puede no ser un film notable, pero cumple su contenido de principio a fin y nos entretiene y divierte por partes iguales, algo que en la industria actual ya es mucho. Sus quince primeros minutos nos atrapan y en sus quince últimos minutos se llega a un clímax acertado e hilarante, con escenas emblemáticas.


Además de ello, llega a hacer una pequeña critica al uso y la difusión masiva de las fake news y como estás pueden acabar por resultar incluso mas importantes que la propia realidad, llegando a hundir la vida y la reputación de muchas personas y alimentando absurdas creencias colectivas sin base o fundamento.