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Colombia Colombia · Cartagena
Voto de Alejandro:
9
Drama Alfonso es un viejo campesino que retorna después de 17 años al hogar que abandonó debido a que su único hijo padece una grave enfermedad. Al llegar a la región descubre que todo lo que alguna vez conoció ya no existe y que su familia está a punto de ser desplazada por una amenaza invisible que recorre los vastos laberintos de la caña de azúcar llenándolo todo con signos de destrucción y muerte. Ante este difícil panorama, Alfonso hará ... [+]
25 de julio de 2015
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
He decidido titular esta segunda parte “la importancia de la casa”, porque es un tema que me parece muy importante en el desarrollo del filme.

La película inicia con una toma donde un hombre (Alfonso), camina por un largo sendero solitario rodeado de cultivos de caña, de forma pausada y silenciosa, con un andar tímido, cuidadoso y quizás abatido, como aquel simula la discreción o la vergüenza. En un momento Alfonso debe ahorillarse del angosto sendero por un camión que pasa y deja tras de sí una abundante nube o tormenta polvorienta que empapa la pantalla y llega al misma espectador e inmediatamente lo traslada, como por efecto de un polvo mágico al microuniverso que Acevedo ha creado. El efecto de la escena es tan real, que resulta más efectivo que los inútiles intentos del 3D en acercar sensaciones reales al espectador… que aquí (y como ocurre en los grandes filmes) son facilitados, gracias a la belleza y la precisión de la toma. A partir de ahí entramos directamente en el filme… Y nos prepara para lo que veremos a continuación.

Lo primero que destaca en La tierra y la sombra es su impresionante fotografía, a cargo del talentoso Mateo Guzmán, que realiza un trabajo excelente, además de la dirección de Acevedo, cada plano está tan bellamente filmado y ejecutado que parecen pequeñas obras de arte. Y la ambientación, ¡qué manera de aprovechar los recursos!, los elementos, los objetos, la decoración austera y la misma naturaleza... Algo que me recordó a mi venerado Andrei Tarkovsky, el gran director ruso, del que recordé momentos de “Sacrificio”, por los personajes y el foco de atención en una casa, y “Nostalgia”, en el aspecto visual. Pero como los bueno artistas, Acevedo bebe de fuentes, pero las hace suyas y construye algo nuevo e identificable, que es algo que me sorprendió que escaseara en las propuestas cinematográficas nacionales.

La historia es sencilla, bella, poética, íntima, triste y profundamente dolorosa. Los personajes son bellamente retratados, y el espectador, o al menos yo los sentí cercanos. La madre me recordó a mis abuelas, quizás por su vestuario, su fragilidad, y por la determinación de las matronas colombianas. Al igual que Alfonso, aunque no pude conocer mucho a mis abuelos porque fallecieron cuando estaba muy pequeño, pude encontrar alguna relación en detalles de su personalidad. Al igual, la esposa y su pequeño niño, gran trabajo en la selección y dirección de actores, todos hacen un trabajo que reboza naturalidad, y que acompañan de gran forma a esa bella narración donde prevalece la imagen, los símbolos, los primeros planos de espalda, las sensaciones, la poesía, el fuego y que construye una sinfonía propia a través de los sonidos de la naturaleza, las respiraciones, el sonido de la caña quemándose, de los cortes, y de aquellos sonidos que se reproducen con autonomía a través de las expresiones de sus personajes… y nos damos cuenta que no fue necesaria música adicional y una BSO, porque estos filmes con imágenes tan trabajadas llevan inmersos su propia música. Eso sí, la única melodía que suena es en el bar y al final del filme, "Amor se escribe con llanto", Hermosa.

La casa es otro personaje, uno silencioso, inmutable y permanente que sirve de testigo a todo el drama que se desarrolla pero que no juzga ni emite juicios. En mis reflexiones posteriores al visionado del filme le he dado tantos significados que no podría decirlos todos… Uno de ellos, es que la casa, no sólo en la película sino en general es un símbolo de seguridad. ¿A quién no le da dura abandonar su casa? Sin importar en el sitio, barrio o zona en que se encuentre, como menciona Juan José Millás en su libro “El Mundo”, la calle en que nacimos siempre permanece en nuestra memoria sin importar el domicilio en el que estemos, ciudad o país, siempre en nuestra memoria, nuestra calle y nuestra casa estará presente… Por esto mismo, una de las interpretaciones o reflexiones de la casa, es una reflexión, al mismo tiempo que una crítica social sobre aquellos desplazados que tienen que abandonarla y migrar a lugares desconocidos. Aunque hay algunos que persistirán y permanecerán en ella, aunque esto representa la misma muerte. Esta es una de las tantas interpretaciones que me ha generado el bello símbolo de la casa como elemento central de todo lo que ocurre en la historia.

Ver completa en:
http://asbvirtualinfo.blogspot.com/2015/07/critica-pelicula-la-tierra-y-la-sombra.html
Alejandro
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