The Other es una de esas rara avis que destacan por encima de otros films de género. Robert Mulligan dirige con pulso clásico una historia que busca generar tensión a partir de mecanismos innovadores. El film explora las costuras del género utilizando la niñez como territorio para el terror, algo poco habitual en esa época (en la línea que luego explorarían también films como La Profecía (1976) o Quien puede matar un niño (1976)).

El film también innova y arriesga en la utilización de una fotografía naturalista. Ubicar la trama en un entorno rural, idílico, luminoso, (cosa que la emparentaría con Midsommar (2019), huye del tópico de oscuridad y atmósferas góticas, tan habituales en el género.

La puesta en escena es un mecanismo de relojería, donde cada plano está medido para ir contraponiendo percepción infantil vs realidad. La interpretación de los gemelos protagonistas es espectacular a la hora de encarnar candidez y sugerir maldad en un desdoblamiento de identidades que al final, actúa como metáfora de la dualidad de la propia identidad y el miedo a nosotros mismos, el peor de los terrores.

Los elementos sobrenaturales, y el terror están inteligentemente dosificados. Quizás acostumbrados a la narrativa audiovisual del siglo XXI se puede objetar un ritmo excesivamente lento y sin golpes de efecto. Pero eso es lo que hace a The Other una película diferente de obligado visionado para entender gran parte del género de las siguientes décadas.