Marco Berger logra en este largometraje lo qué otro no podría haber conseguido en un cortometraje.
Plan B es una historia honesta, donde su director la construye con piezas sencillas pero sólidas, construye la historia desde su silencios, desde sus stop y sus pausa la construye desde un trabajo actoral más qué destacado de Manuel Vignau y Lucas Ferrero (a los qué la historia los toma por sorpresa pero no parecería tanto) el film se construye como una pirámide sólida desde el arranque pero tambalea cuando se esta acercando a la cima (hablo de lo argumental y no del declive del film); Berger pone el corte justo, los títulos aparecen en el preciso momento que deben aparecer, ni uno más ni uno menos.
Plan B, o sea Marco Berger, hace cómplice al espectador en casi todo el metraje, este film con temática homosexual, pero desde el punto de vista del despertar de descubrir nuestro interior y combatir nuestros prejuicios, qué en muchos casos no son tan firmes como para sostenerlos.
Buena producción del cine argentino (casi una constante en estos últimos años)
Berger hace de este film algo sin pretensiones y no presume más de lo qué es y ese es otro gran acierto. Destaquemos también la fotografía (Thomas Pérez Silva)

Vivo muy solo un sueño y quiero abrazar al viento, para mirar dentro mío donde existe la verdad...