Si cogemos un vaso y lo llenamos de miel, almíbar y azúcar obtendremos esta empalagosa película pastelera para niñas adolescentes alocadas y con ganas de tirarse al novio de la protagonista. Es como el cuento de la cenicienta traspasado a una muchacha norteamericana que viajará a Londres para convertise en la "creme du la creme" de la aristocracia inglesa. Es como si viéramos el reflejo (también empalagoso y azucarado hasta extremos inosoportables) de Romy Schneider en su "adorable" Sissí. Muchas florecitas, muchos arcoiris y muchos pastelitos bien rellenos de nata configuran esta película dominguera que conlleva el riesgo de padecer diabetes al final de la proyección.