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España España · Jerez de la frontera
Voto de DavidFilme:
9
Drama. Intriga En 1964, en un pueblo sureño, donde el racismo está profundamente arraigado y el Ku Klux Klan reivindica violentamente la supremacía blanca, tres activistas defensores de los derechos humanos desaparecen sin dejar rastro. Dos agentes del FBI, de caracteres muy diferentes, se harán cargo de la investigación. (FILMAFFINITY)
9 de febrero de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Arde Mississippi" es un notable e interesante drama social, dirigido por Alan Parker y protagonizado por Gene Hackman y Willem Dafoe. Basado en los hechos reales que acaecieron en 1962, cuando tres activistas de los derechos civiles fueron asesinados en el estado sureño de Misisipi. El film es una denuncia social en toda regla, enseñándonos partes de la manzana podrida de la América profunda, un país que siempre ha dado sermones hacia fuera de moralidad, libertades sociales, justicia... Sin oler su propia basura desde dentro. Es una cinta que consigue enfadarte poco a poco, hasta llegar a un punto donde sientes verguenza de ser persona, sientes asco y rabia por la humanidad. Cuenta con un argumento complejo, que trata con gran maestría y con un excepcional ritmo varios temas que sirven de ingredientes a un plato estrella de muchísima calidad. Trata sobre el racismo de una manera estremecedora, mostrando lo peor de una sociedad palurda que se niega a evolucionar y que guarda un odio brutal, tan brutal como la violencia que genera. Pero no se detiene ahí, también nos muestra lo que era el Ku Klux Klan en aquella época, nos habla de la justicia y la importancia que tiene ésta en un proceso de investigación.

Y aquí está otro de sus grandes aciertos: nos plantea un dilema entre lo importante que es cumplir la ley y lo vano que puede resultar cumplirla a la hora de desmontar un entramado criminal tan arraigado. La temática que toca, a parte de ser completamente verídica, es sumamente interesante, y está ambientada de manera excepcional en la época en la que se desarrolla. En ocasiones no sabes si realmente es una película o estás viendo un documental de los años 60s, el realismo que transmite es exagerado. Además sirve para conocer un poco más de donde vienen los norteamericanos y el factor historia siempre creo que es un plus. La música es una delicia, consigue acompañar y ensalzar la tensión de cada escena en un maridaje cuasi perfecto. La fotografía impecable, la cual se llevó el Oscar, con unos planos preciosos y desgarradores a un mismo tiempo. Pero sobre todas las anteriores, destacar la manera sublime en la que Alan Parker dirige la acción desde el minuto uno hasta el último, es una de esas películas que te encogen el corazón constantemente y que por supuesto te hacen reflexionar cuando acaban. Hay dos escenas paradigmáticas que pasan casi desapercibidas en la película: una es la del niño negro que afirma no tener miedo porque el agente del FBI tampoco lo tiene. La otra es la de una niña blanca en pleno miting del Ku Klux Klan, señal de como el odio puede transmitirse de generación en generación.

Ciertamente la historia es una denuncia del racismo, de la sociedad sureña, cerrada, desconfiada y temerosa de cualquier extraño. Los diálogos que genera el tema son excelentes y para el recuerdo nos quedarán secuencias memorables, de una belleza plástica a la que el director nos tiene acostumbrados, pero que son tan difíciles de ver en el cine. Secuencias magistralmente rodadas, como la del asalto cuando el niño negro hace la cruz, y Ward y Anderson se la encuentran en llamas, antológica. La trama principal está enriquecida con la historia de amor de Anderson, que sirve perfectamente, entre otras cosas, para crear más tensión en los personajes, al mezclar lo oficial con lo personal. La cinta de temática antiracial y de conclusiones moralistas, nos presenta a Parker de una manera dura, cruel, sosegante pero con reflexiones bastantes directas y reales. Esta historia es contada sin buscar el lagrimeo barato al espectador, nos describe la ignorancia que reina en el pensamiento anormal de algunos que se creen superiores a otras razas, a otras ideologías y a otros credos. Nos muestra la marcada separación social de la "cultura blanca" con la "cultura negra" que existía en esos tiempos, y que por desgracia aún sigue existiendo.

Las actuaciones son magistrales, dos personajes perfectamente definidos. Un policía impoluto con métodos ortodoxos que jamás se sale de la Ley, el Agente Alan Ward encarnado brillantemente por Willem Dafoe, y su compañero de métodos antagónicos Anderson personificado por un conmensurable Gene Hackman. La pareja protagonista me deja sin palabras, los diálogos son espectaculares, son dos auténticos monstruos de la interpretación y, con el sólido guión de Chris Gerolmo, el lucimiento de ambos está garantizado. Por supuesto, no hay que perder de vista al resto de personajes. Frances McDormand está francamente fabulosa en el papel de Mrs. Pell. Brad Dourif genial como el Agente Clinton Bell. Y el resto de secundarios están bastante correctos.

En definitiva, es una película necesaria, que debería estudiarse en clases de Historia, porque explora en la condición humana. Es el vehículo de una denuncia social que azotó y azota a los EE.UU en estos días. La trama, la fotografía, la ambientación, las actuaciones y la violencia que se respira hacen el resto. Esta cinta no te deja indiferente, podría pasarme horas hablando de ella, muy atentos a los diálogos, dan para analizar mucho, y a las imágenes impactantes que nos presenta. Uno de los mejores films realizados en la década de los ochenta, sin duda alguna, la obra maestra de Alan Parker.
DavidFilme
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