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España España · Jerez de la frontera
Voto de DavidFilme:
6
Aventuras. Acción. Fantástico Un niño que pertenece a una tribu primitiva graba en su memoria los rostros de los guerreros que han exterminado a su familia y a él lo han vendido a unos mercaderes de esclavos. Años después, el joven se ha convertido en un forzudo y valiente guerrero. (FILMAFFINITY)
1 de octubre de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Conan, el Bárbaro" es un clásico de culto de aventuras y crisol de una serie de películas enmarcadas en el subgénero de espada y brujería, dirigida por John Milius y protagonizada por Arnold Schwarzenegger. A fines de la década de los 70s, el productor Edward Pressman, cree haber encontrado al protagonista perfecto para concretar su proyecto de llevar a la gran pantalla a “Conan, el bárbaro”, personaje ficticio creado por Robert E. Howard en 1932 para la revista pulp “Weird Tales”, que a la postre es considerado arquetípico, ya que representa por antonomasia al guerrero bárbaro que debe sobrevivir a las vicisitudes de su tiempo. Un desconocido campeón de fisicoculturismo austriaco llamado Arnold Schwarzenegger, sería el elegido. Una vez adquiridos los derechos, Pressman encargó la redacción del guión a Ed Summer y el historietista Roy Thomas, pero finalmente quedaría prendido de la visión de un desconocido guionista aspirante a director Oliver Stone, quien escribiría un ambicioso y violento guión, pensando en que ésta sería la primera de una larga saga. Sin embargo, Pressman terminaría por ceder los derechos al italiano Dino de Laurentis al no poder contar con cineastas como Alan Parker y Ridley Scott, quien al final aceptó producirla si se “suavizaba” el borrador, tarea que asumió el guionista y director John Milius, quien al final terminaría dirigiendo la cinta.

El guión de Oliver Stone, poco a poco comenzaría a alejarse de su base literaria a manos de Milius, lo que despertaría el odio de los fanáticos del cómic, que a pesar del éxito del film, no aprobaron el resultado final. Principalmente porque Milius hace hincapié en resaltar la naturaleza nietzscheana de la historia, más allá de la frase introductoria del film citando al propio filósofo alemán, bajo la premisa de que “lo que no te mata, te hace más fuerte” y ése es precisamente el leitmotiv del film, presentado como una venganza, claro, pero algo más allá del mero hecho de cobrar revancha, sino la consolidación del destino de un hombre. Las escenas introductorias en una aldea de Cimmeria, en la época Hiboria, situada ficticiamente en algún momento posterior a la desaparición de Atlantis, darán cuenta cómo se gesta todo ese espíritu de supervivencia, aderezado con el sentido de la venganza. Concretamente, la escena en que Conan presencia la muerte de padre siendo devorado por perros durante el asalto de las tropas de Thulsa Doom y más aún la de la decapitación de su madre, son impactantes. Esta escena, en particular, es bastante más compleja narrativamente de lo que se cree, porque fue filmada de tal forma que cuando ocurre pareciera que Conan y su madre estuvieran solos en la aldea, hasta que la cabeza de la mujer se ve caer por un lado, como mostrando la soledad e indefensión que el pequeño Conan comenzará a experimentar.

Una escena inteligentemente bien rodada, por lo demás, ya que en ningún momento tenemos un acto explícito o sangre saltando por doquier, que sí habrá en otras escenas más adelante. Así, el personaje de Conan debe aprender, a lidiar con una infancia huérfana tras presenciar la muerte de sus padres, una niñez y adolescencia esclavizado y utilizado por sus captores como gladiador, por el cual apostaran dinero y la cabeza, lo que parecerá desviar a Conan de su destino, ya que el éxito como gladiador le traerá fama, mujeres, joyas y otros placeres terrenales. Alejado del cómic, sin duda, en donde Conan se aleja de su pueblo para buscar aventuras, convirtiéndose en ladrón y mercenario, y donde Conan mostrará sus habilidades físicas y astucia para sobrevivir a un tiempo y lugar hostiles. Sin embargo, al final, Conan “despertará” de este trance auto-condescendiente para buscar en sí mismo cuál es el destino que debe perseguir. Se dará cuenta que el símbolo de la espada, viril y fálico, al final de cuentas, en el que él había depositado su fe a medida que crecía, no era la clave para encontrar su destino. Será precisamente el odiado verdugo de sus padres quien le vaya mostrando cuál es el camino para enfrentarlo, curiosamente, y el director lo graficará evolutivamente, mostrando cómo un salvaje gladiador esclavizado se terminará por convertir en un guerrero libertador. Sin embargo, primero tendrá que dejarse sorprender por una revelación, una verdadera epifanía, que comenzará a moldear su destino.

Las actuaciones son correctas, Arnold Schwarzenegger estaba destinado a ser Conan, y no es que el actor austriaco sea un gran intérprete, de hecho nunca lo ha sido, pero sí tiene el oficio para aportar con lo necesario para solventar el film. Milius, inteligentemente, se rodeará de actores secundarios claves, que a pesar de ser de reparto son de peso pesado. Comenzando por James Earl Jones que personificó a Thulsa Doom, en una interpretación carismática como villano. Las apariciones de Jones no son muchas pero sí prácticas, puede que en la actualidad no intimide, pero su personaje sí fue un sólido símbolo del abuso y la opresión. El otro actor que aporta experiencia, a pesar de su breve papel es el mítico Max von Sydow como el Rey Osric, que ofrece recompensa al grupo de ladrones de Conan para rescatar a su hija de Thulsa Doom. La bailarina Sandhal Bergman interpreta a Valeria, la ladrona que termina siendo amante de Conan, poniendo el toque sensual y rudo al mismo tiempo. Gerry López encarnó a Subotai, su otro compañero ladrón, un gran arquero.

En definitiva, probablemente, la más emblemática de las cintas de espada y brujería, éxito de taquilla y una más que aceptable adaptación de "Conan, el bárbaro", con una iconografía clásica y una épica que no pocos directores tratarían de imitar posteriormente, con resultados generales cuestionables. Es, además, de los pocos filmes de aventuras que no se centra tanto en el personaje principal sin dejar de mostrarlo paradójicamente, en pantalla... y ello es debido, a un guión que juega con elementos morales y metafísicos más allá del devenir vital propio del protagonista.
DavidFilme
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