Para empezar, me llama mucho la atención que la original tuviera la coletilla "The return", mientras esta segunda parte se titula "Shaft" a secas, algo tan absurdo o más que su propia existencia.
Y es que estamos hablando de una secuela que llega 20 años después, que nadie ha pedido, y de una película que no tuvo gran éxito y de la que muy pocos nos acordamos.
Y si a esto le añadimos que la ha hecho Netflix y que Samuel L. Jackson está de capa caída fuera de su papel de Nick Furia, pues muy mal pinta la cosa.
La primera ya era bastante mediocre, pero por lo menos era más o menos seria y salía Christian Bale.
Pero esto es un burdo remedo de cine policíaco, con un hijo de Shaft muy lamentable, y unos diálogos que intentan ser graciosos pero que podrían hacer bueno el humor de "Thor: Ragnarok" o "Dos buenos tipos", por decir un par de las peores comedias de los últimos años. Sería imposible quedarse con la peor frase, porque todo el guion es para tirarlo a la basura.
El argumento es más poco interesante que una clase de matemáticas teóricas. El comienzo del caso está más visto que la cabecera de "Expediente X" y es más previsible que las muertes de los personajes de Sean Bean.
La chulería de Shaft no compensa el patético humor y el aburrimiento que me transmite esto.
En general, es de esas que dan vergüenza ajena y ganas de darse de baja de la plataforma. Está claro que si no fuera por sus series, Netflix ya habría desaparecido hace tiempo, pues por desgracia la mayoría de lo que hace en cine son bodrios como este. "A ciegas" es una excepción.