Un descomunal Robert de Niro dirige y protagoniza (aunque no de manera absoluta) este intenso conflicto entre los valores familiares y el mundillo de otro tipo de "familia".
Le acompaña Chazz Palminteri, un buen actor claramente encasillado en el cine de mafia, y que con los años ha terminado un poco desparecido. No tengo ni idea de lo que ha podido hacer en los últimos años, al menos de memoria.
En el centro del relato, un chico cuya alma está en disputa. La historia, con todos los clichés del género, tiene el trasfondo de la eterna lucha entre el bien y el mal.
Por cierto, el trabajo de "casting" es genial, pues el hijo, en su edad joven, se parece muchísimo a su padre en la ficción. Incluso tiene el mismo lunar, que ya es casualidad (o quizás un postizo, que también puede ser).
Creo que el trabajo de Robert de Niro es aún mejor detrás de la cámara que delante, que ya es decir.
La influencia de su colega Martin Scorsese es indudable, pero imitar a semejante maestro no me parece nada mal.
Así que el film está plagado de voz en off, música antigua (y muy buena), violencia, personajes odiosos con apodo y un montaje y ritmo magistrales, que combinados con el interesante argumento dan como resultado, quizás no una obra maestra, pero sí un peliculón.
Y es que, además, no solo va de mafia, sino de decisiones vitales y convicciones morales. El enfoque ético no es muy habitual en este tipo de cine, y se agradece.
Títulos como este engrandecen el prestigio y la leyenda de este gran artista llamado Robert de Niro.