A pesar de tratar un mundo no demasiado explotado (los rescatadores del mar), esta película está cargada de clichés: patriotismo, heroísmo y americanismo.
Kevin Costner es un buceador de rescate al que le sale mal una misión y es puesto como entrenador. Entonces tiene que lidiar con una panda de novatos entre los que está el extremadamente chulo Ashont Kutcher.
A partir de aquí, lo típico. Un entrenamiento muy duro, con Kutcher pasándose de listo y Costner parándole los pies. En los ratos libres, no faltan las escenas en el bar de la base y los típicos ligues, con la chica que se resiste pero que luego cae rendida ante el chulo. Costner con sus traumas, que termina viendo en el alumno al hijo que nunca tuvo. Y entre todo esto, la retahíla de frases patrióticas en las que se vuelve a demostrar que nacer en Estados Unidos y pertenecer a cualquier rama de su ejército es lo mejor que le puede pasar a uno en la vida.
La película hace equilibrios entre lo entretenido y lo soporífero. Con una duración de 2 horas y cuarto da tiempo a todo. Cuando salen de misión de rescate, pues vale, puede divertir y rozar la emoción. El entrenamiento también distrae. Pero cuando se ponen americanistas, dramáticos y románticos, el film aburre hasta a las vacas. Por tanto, le sobra mucho metraje.
En cuanto a los actores, Costner no es lo que era y Kutcher es que hace un personaje tan chulo que me cae fatal. Pero bueno, luego se le van bajando un poco los humos.
La verdad es que podría haber estado mejor y no puedo darle más que un 5 raspado.