No abundan desde luego, las pelis donde el sentido común sea el protagonista, existen muy pocas excepciones, esta vez Robert Redford (uno de los grandes, y no por el hecho de serlo hay que regalarle la nota, yo no lo hago) tiene ese sentido común, por lo que no le hace falta actuar de manera forzada, simplemente hacerse a la idea de que es un abuelete que está a la deriva, que lo va a pasar putas y que tiene que estirar su supervivencia al máximo, para ello hace lo que todo hijo de vecino con nociones del mar haría, ni llora, ni invoca a los dioses, ni hace una reflexión sobre la vida y el amor, ni hace un pacto con Lucifer siquiera. Únicamente trata de sobrevivir.
Y lo hace bien...