Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Sabino (Diari Menorca):
7
Cine negro. Intriga. Thriller El testimonio de un periodista sirve para llevar a un joven a la silla eléctrica. El reportero, torturado por las dudas acerca de su culpabilidad, cae en una telaraña de falsas pruebas que le señalan, ahora a él, como presunto autor de un nuevo crimen... (FILMAFFINITY)
20 de noviembre de 2014
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que el nombre de Boris Ingster nos suena poco (o, por decirlo en plata, no nos suena para nada en absoluto) porque su papel en Hollywood fue, prácticamente, insignificante, y su aportación al cine en general apenas posee trascendencia o relevancia popular… Emigrante letón en la meca del cine, Ingster consiguió un desafectado rol en la industria norteamericana gracias a su labor de origen como asistente de director del mismísimo Sergei Eisenstein, pero casi siempre desde las tareas de producción o en la confección de guiones para cintas pequeñas, para la más insondable serie B cinematográfica o, en su última etapa, para la emergente televisión…Tan solo dirigió tres películas: el drama ‘The Judge Steps Out’ (1949), el thriller de espías ‘Línea Secreta’ (‘Southside 1-100’, 1950) y su ópera prima, también su obra más relevante, esta ‘El Extraño del Tercer Piso’ (‘Strangers on the Third Floor’, 1940) para la RKO, una película pequeña, sencilla y aparentemente convencional, pero que esconde muchas y variadas sorpresas en sus escasos 65 minutos de metraje…
Las presumibles pocas pretensiones de la cinta comienzan a tambalearse desde el mismo argumento inicial…La trama moldea la temática del falso culpable desde la perspectiva de un testigo clave en un asesinato, el periodista Michael Ward (John McGuire), que condena al joven Joe Briggs (Elisha Cook Jr., presencia icónica entre los secundarios de la serie B hollywoodiense) a la pena capital… Presa de la duda y los remordimientos, Ward conjuga sus impulsos piadosos con un infantil sentido del deber, pero la culpa le lleva a un estado casi histérico cuando cae en una espiral de falsas pruebas que le podrían inculpar a él mismo en un nuevo asesinato... ‘El Extraño del Tercer Piso’ se encuadra en una corriente del cine negro que juega con la ambigüedad de la (in)justicia y la incongruencia legal que planea alrededor de los precarios procesos policiales y los (todavía) muy primitivos sistemas para esclarecer el crimen… Debe recordarse que los Estados Unidos acaban de involucrarse en la II Guerra Mundial, las esperanzas regeneracionistas del New Deal quedan lejos y que la sociedad norteamericana no es insensible ante esta situación, of course… Boris Ingster refleja el escepticismo y el pesimismo de su país de acogida, a medida que la película va adquiriendo tonos cada vez más sombríos y lúgubres, desde la optimista escena inicial en la que Ward y su novia Jane (Margaret Tallichet) planean ir a vivir juntos y dejar sus respectivas pensiones cochambrosas, hasta la aparición de la sospecha en sus vidas, fruto de los caprichos del destino, azaroso y cruel, siempre pilar indiscutible del buen noir que se precie…
Todo está inmerso en la influencia del cine expresionista alemán reinante en la época, tanto por en la puesta en escena (sombras afiladas, claroscuros definidos, encuadres y la impresionante escena del sueño, una virguería casi surrealista hecha a medida del legendario director de fotografía Nick Musuraca) como por su ambición dramática, con unos personajes llevados a cabo con una sobreactuación exagerada, paralela al estado de paranoia que invade la historia… El film impresiona por su capacidad de aglutinar tantos aspectos ambiguos y oníricos sin caer en un esperpento ridículo; Ingster pervierte la felicidad futura de una pareja y el sentido del deber de sus protagonistas desintegrando el suelo que pisan, dislocando la realidad que les rodea y creando una kafkiana sensación de deformidad… Su esquizofrenia inocente rivalizará con la del culpable real, representado por el legendario Peter Lorre, un bizarro y alucinado demente, tan tierno y elegante con su bufanda blanca como terrorífico y cruel, reeditando un registro clavado al de la mítica ‘M, El Vampiro de Düsseldorf’ (‘M’, Fritz Lang, 1931)…
Boris Ingster y ‘El Extraño del tercer Piso’ acaban siendo más un descubrimiento que una reivindicación… Una pequeña joya que pervierte la supuesta salud e igualdad legislativa y jurídica en Estados Unidos, aunque sea saltándose las reglas de lo verosímil y flirteando con un mundo de pesadilla… Basta con ver los escenarios de los juicios casi en paralelo: el de Briggs visto desde una perspectiva convencional, fría y escalofriante; y la versión onírico/paranoica de Ward, repleta de sombras pronunciadas, amenazantes, distorsionadas, y una diosa de la justicia cuya balanza se cierne sobre los protagonistas, víctimas del miedo, como la versión más implacable del Mal absoluto…
Sabino (Diari Menorca)
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow