El problema con los géneros en los últimos años fue que no consiguieron reinventarse, pasa mucho con los thrillers, siempre tratan de tener premisas novedosas, o dar giros constantemente, en este caso, lo primero, pero lo que falla es que la premisa se presta más para la burla, que para la tensión y el suspenso.
Una mujer cuando está camino a volver a su casa, presencia un asesinato, el asesino se da cuenta de su presencia, intenta matarla, pero ella cae del puente donde estaba y logra salvarse, aunque con la caída, se da un golpe en la cabeza, y le despierta un raro síndrome que no le permite retener rostros en su memoria.
No sé si llevada de otra manera la historia podría haber dado para más, no lo creo, pero lo que se ve, es humor involuntario, de risa loca como al no recordar a su novio en cada escena aparece un tipo diferente, pero con las amigas vaya uno a saber por qué siempre ponen a las mismas, aunque en teoría tampoco las reconocía por sus rostros.
Otra cosa absurda, en un momento usan al mismo actor para interpretar a uno de los rostros que la protagonista ve como su pareja y luego como el detective que sigue su caso.
Si fuera por el suspenso, le pondría un 1, pero como algunas escenas me hicieron reír, le regalo un 3.