De todas las películas de la mafia o del crimen, sin duda que ésta es la más ligera y sencilla, de ahí un resultado claro y específico, lleno de vitalidad y buenas intenciones, es una descripción honrada y muy bien ambientada del barrio en los 60, donde caben tanto la rutina, el esfuerzo y la moral de los plebeyos, como el otro extremo de la sociedad, la "high-life", las tentaciones y las ambiciones de la mafia, todos tienen algo que enseñar y lo transmiten en diálogos y anécdotas bien trabajadas.

Y como nexo la narración de un niño y de un chaval, una época de influencias familiares y ajenas que ofrecen dudas al espectador sobre qué camino coger, la educación de la mediocridad o la grandeza de su ídolo; luego esos sentimientos van cambiando y madurando hasta comprender muchos de los valores de la vida, una dualidad social que confluye en el amor y el racismo, ambos elementos chocan en un final demasiado al "estilo fábula", pero que cierra bien y queda en la memoria, junto con muchas frases y pasajes.