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Voto de Antonio Morales:
6
Western Dos cazadores de recompensas que buscan al mismo hombre deciden unir sus fuerzas para encontrarlo, aunque las razones que los mueven son completamente diferentes... Su título original ("Per qualche dollaro in più") ya sugiere que es la continuación natural de "Por un puñado de dólares" ("Per un pugno di dollari"), dirigida por Leone un año antes. (FILMAFFINITY)
27 de julio de 2016
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siendo admirador de la personalidad y el talento de Sergio Leone (para mí su obra maestra es “Erase una vez en América”), por motivos distintos a los que la mayoría de los usuarios de esta web suelen recurrir, me gustaría puntualizar algunas diferencias que debería tenerse en cuenta a la hora de magnificar el “Spaghetti-western”, también denominado “Western Euro-Mediterráneo”. Las diferencias hay que buscarlas en el origen: el western americano es un género, el Spaghetti es sólo un filón, los géneros comportan un flujo regular de inversiones producto de un sistema industrial, los filones pertenecen a una economía de rapiña que son excesivamente explotados (en menos de diez años se filmaron cientos de films mediocres imitando a Leone sin conseguirlo), y se agotan con rapidez.

El olfato y la intuición de Leone crearon un héroe absoluto e icónico que fue Clint Eastwood, un modesto actor de televisión que se convirtió de la noche a la mañana en el preferido del público. Su aspecto parecía distinto, adaptado a los tiempos: la barba crecida de varios días, el poncho mejicano, el cigarro que pendía de sus labios, le daban un aspecto descuidado y misterioso, un tipo de sombrero calado, solitario y taciturno, un cínico que se vendía al mejor postor y practicaba el doble juego, y sobre todo, certero con el revólver. Todo ello creó una personalidad arrolladora que seducía al personal. Su máscara impasible de jugador de póker parecía esconder sufrimientos superados.

“La muerte tenía un precio”, segunda entrega de la famosa “Trilogía del dólar” moldea mediante sus dramas personales, las líneas argumentales recurrentes del Oeste Mediterráneo, su fisicidad en las tierras semidesérticas de Almería, por un lado “El manco” (Eastwood), el silente cazador de recompensas con el afán de lucro como única motivación vital. Por otra parte “El coronel” (Lee Van Cleef), el implacable ánimo de venganza que no puede cesar hasta verse saciado. En tercer lugar, “El Indio” (G. M. Volonté), un asesino despiadado que mata, no ya adversarios, sino amigos, mujeres y niños, en una inconsecuente furia homicida tras la cual late un morboso fin autodestructivo.

Sergio Leone pasará a la historia del cine, como el creador del Spaghetti-western. Este tipo de películas se caracterizaban por una estilización de los tópicos del western, una deformación del clasicismo narrativo americano, que vivía años de decadencia para resucitarlo desde el prisma “euro-mediterráneo”, lo que deslumbró a los espectadores fue su originalidad para reinterpretarlo. La codicia egoísta, la venganza obsesiva, la criminalidad demente, la picaresca son alrededor de esos cuatro ejes los que articulan las constantes del subgénero, junto a paisajes semidesérticos que emulaban la frontera entre Méjico y los EEUU. Su excesiva artificiosidad, su dilatación del tiempo y la originalísima y extraordinaria música del finalmente reconocido maestro Morricone constituyen una miscelánea plena de un estilo atractivo e hipnótico.
Antonio Morales
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