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Voto de Antonio Morales:
7
Drama. Comedia Un honrado hombre de provincias va a ganarse la vida a Madrid, sin más bagaje que un poco de dinero y su llaneza. Hace amistad con un golfillo, “El Chirri”, y ambos viven infinidad de peripecias urbanas. (FILMAFFINITY)
6 de abril de 2016
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
La música del organillo y el lamento dulce del violín ilustran ese Madrid de los años 50 que, da la bienvenida a Segundo López, un provinciano bonachón sin oficio, poeta ocasional que dilapida generosamente los 3.000 duros que legó de su difunta madre. Segundo es un oriundo extremeño que deambula compartiendo su pequeña fortuna con los desheredados con los que se topa, en una deshumanizada y hostil urbe. Un relato de raíces chaplinianas que describe la historia de una amistad junto al Chirri, un niño huérfano y hambriento abandonado a su suerte, además de Marta, una joven enferma a la que su novio abandonó y que busca consuelo en su gato y sus nuevos amigos. Ellos malviven en una buhardilla alquilada y forman un trío de perdedores desarraigados sin presente ni futuro.

Ana Mariscal, actriz de fama en teatro y cine, fue la primera directora en hacer una película tras la guerra civil, a la que obligaron a promocionar su obra con el machista título de “Un film dirigido por una mujer que gustará a los hombres”. Basada en la homónima obra de Leocadio Mejías, con adaptación de la directora y el propio autor, que aparece en unas escenas del film como escritor de tan triste historia. En la película, se aprecian toques de neorrealismo, humor valleinclanesco y un cierto tono de esperpento, además de una penetrante ternura. El film respira autenticidad en todo momento gracias actores que no eran profesionales, si exceptuamos a Tony Leblanc y Ana Mariscal que encarna el papel de chica enferma que recuerda al personaje de la Boheme, la magistral ópera de Puccini.

Un retrato desolador de la pobreza y la miseria en aquella España que sufrían las clases populares, ambientada con un cierto aire cervantino y quijotesco, con la sutil diferencia de que Don Quijote era un caballero culto, mientras que Segundo López era un analfabeto. Debido al tema nada complaciente que trataba, fue relegada por el régimen como film de tercera categoría, siendo muy bien acogida por la crítica. Pese a que Ana Mariscal, la directora tuvo que hacer algunos cambios para que la censura permitiera estrenar la película. Aún siendo castrada en parte, el mensaje de la obra permanece explícitamente en el relato, colándose esa realidad por todos los poros del film.

Una fábula moral en la que la directora nos muestra una gran ciudad con sus virtudes y sus defectos, la cara señorial de sus famosos lugares y monumentos, pero también su cara sucia y sórdida con sus moradores mezquinos. Una ciudad deshumanizada donde el frío castiga sin piedad a los sin techo. Edulcorada en cierta medida por el personaje de la anciana vidente acaudalada que chirrea un poco dentro del impecable argumento. Un film poblado por seres vulnerables pero leales y nobles, que viven una quimera ajena a la realidad que les rodea. Unos seres entrañables que te robaran el corazón.
Antonio Morales
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