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Voto de Antonio Morales:
9
Drama. Intriga Los doce miembros de un jurado deben juzgar a un adolescente acusado de haber matado a su padre. Todos menos uno están convencidos de la culpabilidad del acusado. El que disiente intenta con sus razonamientos introducir en el debate una duda razonable que haga recapacitar a sus compañeros para que cambien el sentido de su voto. (FILMAFFINITY)
8 de mayo de 2014
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Normalmente desconocemos las deliberaciones de un jurado, pues siempre asistimos al veredicto y lo que esta obra consigue es introducirnos en esas deliberaciones. La justicia como la democracia emana del pueblo, esta es una película de tesis, de mensaje, en el mejor sentido de la palabra, basada en un estupendo guión para la televisión de Reginald Rose. Sidney Lumet, formado en el mundo de la televisión debutó como director en esta obra emotiva y sincera. La televisión que tanto ha imitado al cine y en este caso el cine se sirve de la televisión. Lumet se muestra habilidoso a la hora de ir presentando a los personajes, aunque arquetípicos dan una fiel muestra del arco social. Una película de atmósfera y tensión claustrofóbica, el calor del verano con un ventilador que no funciona en esa asfixiante sala del jurado.

Un fiel retrato de la intolerancia de los seres humanos como reflejo de la decadencia de los valores colectivos de una sociedad democrática. Doce hombres airados, enfadados y enfrentados ante la esencia de la justicia, la duda razonable por la que no se puede condenar sin demostrar la culpabilidad, desde la premisa que todo hombre tiene derecho a la presunción de inocencia. Tendrán que debatir con argumentos razonables y muchas veces apasionados hasta conseguir un acuerdo. Pero el camino será arduo y descubriremos los prejuicios personales y sociales y hasta los instintos más abyectos. De cómo unas pruebas a simple vista irrefutables se van desmoronando paulatinamente ante esa duda razonable que algunos usuarios han titulado con mucha razón.

Un casting colosal, desde el apacible y noble Henry Fonda con ese caminar majestuoso de sus westerns, en este caso un western dialéctico, el rencoroso y dolido Lee J. Cobb, el redomado fascista Ed Begley, el sereno E. G. Marshall, el despreocupado Jack Warden, el ponderado presidente Martin Balsam, el educado anciano Joseph Sweeney. Una puesta en escena muy elaborada de Lumet, esos primeros planos en la parte final que acumulan tensión, la portentosa iluminación de Boris Kaufman. La forma de presentar ese palacio de justicia neoyorquino con unas tomas generales majestuosas que ensalzan la grandeza de la justicia.

Al parecer, Henry Fonda era el productor de la película que en principio iba a dirigir Franklyn J. Schaffner que la había montado, estrenado y dirigido en televisión, el 20 de Septiembre de 1954 en el programa “Studio One”, finalmente Fonda eligió a Lumet. Hay que recordar que en los años setenta en Estudio 1 de TVE, Gustavo Perez Puig realizó una versión magistral de esta misma obra, encabezada por José María Rodero (en el personaje de Fonda), José Bódalo (el de Lee J. Cobb), Sancho Gracia (el de Jack Warden), Manuel Alexandre, Ismael Merlo, Luis Prendes, Rafael Alonso, Carlos Lemos, lo mejor de la escena española, muy recomendable.
Antonio Morales
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