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Voto de Antonio Morales:
10
Comedia. Intriga Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Varsovia, durante la ocupación alemana. El profesor Siletsky, un espía al servicio de la Gestapo, está a punto de entregar una lista con el nombre de los colaboradores de la Resistencia. Joseph Tura, actor polaco, intérprete de Hamlet y esposo de María Tura, también conocida actriz, intentará evitarlo. Con la ayuda de los actores de su compañía, se hará pasar por el cruel coronel Erhardt y por ... [+]
31 de agosto de 2013
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando Lubitsch, un judío alemán emigrante desde 1923 en Hollywood estrenó “Ser o no ser”, la habitual gazmoñería de quienes sólo aceptan lo solemne como instrumento beligerante arrojó una ingente cantidad de malas críticas contra esta comedia inolvidable. Se la acusó de frivolizar el conflicto, ignorando que el humor y la sátira es el arma más apropiada y corrosiva del que dispone un artista para difundir su mensaje contra la barbarie, algo así como “No os tenemos miedo a pesar de vuestra crueldad”.

La película goza hoy en día de un prestigio indudable, especialmente en los países que vieron retrasado su estreno por una nefasta connivencia con el fascismo, como sucedió en España. Sus virtudes como modelo de comedias son innumerables: la distribución de los gags, las brillantes elipsis, los equívocos, las situaciones simétricas, todo parece estar pensado para que las piezas encajen de la forma más ágil e ingeniosa. El tan comentado “toque Lubitsch”, abundante en sugerencias y asociaciones de ideas, tiene en esta película uno de sus mejores exponentes.

Los actores, toda la compañía están pletóricos, pero hay que destacar los dos papeles principales, el de Jack Benny (las escenas del monólogo de Hamlet son, impagables, tanto en su interpretación como en su planificación, igual que su caracterización como profesor Siletsky), y sobre todo, el de Carole Lombard, deliciosamente cínica y sensual como María Tura, el que sería su último papel, meses más tarde moría en accidente aéreo. Lubitsch es el responsable de la maduración del género de la comedia; de su elegante ironía, que nunca cayó en la vulgaridad, Billy Wilder y Preston Sturges fueron alumnos aventajados influidos por el maestro.

Lubitsch formó parte de ese elenco de cineastas alemanes que se afincaron, con mayor o menor fortuna en Hollywood, y fue allí el anfitrión de sus compatriotas Murnau y Fritz Lang que llegaron después, huyendo del nazismo éste último. A pesar de cuanto se dijo de esta película, su crítica corrosiva del nazismo ha perdurado mucho más que todas aquellas voluntariosas películas de propaganda sobre la resistencia tan del agrado de los comentaristas políticos.
Antonio Morales
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