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Voto de Antonio Morales:
8
Cine negro. Acción. Thriller. Drama Chicago, años 30. Impera la 'Ley seca', que prohíbe la venta de alcohol. El idealista agente federal Eliot Ness (Kevin Costner) persigue implacablemente al gángster Al Capone (Robert De Niro), amo absoluto del crimen organizado en la ciudad. La falta de pruebas le impide acusarlo de asesinato, extorsión y comercio ilegal de alcohol, pero Ness, con la ayuda de un par de intachables policías (Andy Garcia y Charles Martin Smith) reclutados ... [+]
10 de febrero de 2015
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Brian De Palma se definió a sí mismo en alguna ocasión como un cineasta independiente que no teme a la experimentación, seguramente reivindicando sus inicios como cineasta. Aunque no es menos cierto que siempre se le ha considerado tan brillante como controvertido y polémico, un artista de la imagen para unos, un cineasta efectista y manipulador para otros. En mi opinión, De Palma, no siempre ha estado acertado, pero es un cineasta interesante a pesar de sus luces y sombras. Con “Los intocables…” consiguió crear uno de sus mejores trabajos, gracias a una cuidada puesta en escena y a un estupendo guión de David Mamet, dramaturgo y también director de cine, un hombre de gran talento que le imprime al argumento un aire épico, sentimental y humano. El retrato de un grupo noblemente ético, insobornable en un mundo corrupto, donde el soborno seduce a las más altas instituciones: policía, jueces y políticos.

El director de “Carrie” rinde homenaje – como en otros films, “Fascinación”, “Vestida para matar”, había hecho a Hitchcock – a su idolatrado Serguei M. Eisenstein, en su obra maestra “El acorazado Potemkin”, con la famosa escena de las escaleras del puerto de Odessa, que es recreada por el cineasta en la estación de ferrocarril (el hall de la Biblioteca de Chicago habilitada para la ocasión, edificio que se conserva desde esa época), creando una tensión creciente a cámara lenta desde varias posiciones, y que se debe principalmente al soberbio montaje de toda la secuencia, consiguiendo un gran resultado artístico y narrativo. Un thriller que recrea la época de la prohibición requerida para el enfrentamiento entre Eliot Ness y Al Capone. Figuras legendarias surgidas de la realidad histórica del gansterismo que forman parte de la mitología cinematográfica.

La secuencia que abre el film es toda una declaración de principios por parte del cineasta, un picado vertical que se aproxima a la cara de Capone (un histriónico Robert de Niro) mientras le afeitan, un tipo cargado de cinismo y arrogancia, capaz de asesinar a sangre fría a uno de sus lacayos y más tarde llorar desconsoladamente mientras asiste emocionado a la ópera donde representan “I Pagliacci”. Pero por encima de todos, a mi modo de ver, está el entrañable personaje de Malone (un magistral Sean Connery), un veterano y honesto policía de origen irlandés que patrulla la calle por no aceptar el soborno como sus compañeros, que despertará de su ingenuidad al bisoño Eliot Ness (Kevin Costner), su presencia es la justificación moral de que toda lucha comporta renuncias y dolorosas pérdidas.

La música emotiva y delicada del maestro Morricone, su fotografía luminosa, la fastuosa recreación del Chicago de los años 30, los secundarios Andy García, Charles Martin Smith, como compañeros inseparables de Ness y Malone en esa foto conjunta para la historia, tras su primera redada contra los hombres de Capone. Incluso el cineasta se permite el lujo de filmar una escena típica de western clásico en el apresamiento de un convoy en la frontera con Canadá. Y por otros detalles visuales deslumbrantes, hacen del film una obra estimable y paradigmática del cine de los años 80.
Antonio Morales
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