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Voto de Antonio Morales:
8
Drama Un hombre (Robert Redford) que se ha escapado de la cárcel vuelve a su pueblo, pero sus vecinos, gentes absolutamente degradadas, emprenden contra él una auténtica cacería como si se tratara de una diversión más. Sólo el sheriff (Marlon Brando), un hombre integro y cabal, tratará de evitar su linchamiento. (FILMAFFINITY)
18 de enero de 2014
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es en mi opinión, una película de productor más que de autor. Sam Spiegel era admirador de los grandes productores de los años treinta y cuarenta como, Irving Thalberg, Samuel Goldwyn o David O. Selznick, y muy astutamente reunió un gran equipo para esta película. Después de producir grandes éxitos como: “La reina de África”, “La ley del silencio”, “El puente sobre el rio Kwai” y “Lawrence de Arabia”, se hizo con los derechos de la controvertida novela de Horton Foote y contrató para el guión a Lilian Hellman, escritora socialmente comprometida y de prestigio. Lo mismo que el director Arthur Penn, seguidor de la política de Kennedy (muy presente en la película). Finalmente confió en un casting de grandes actores encabezados por Brando.

Sin duda la violencia irracional generada por los habitantes de una comunidad sureña americana, su estulticia les impulsa a querer linchar a un falso homicida, como sustrato narrativo de “La jauría humana”, ya había sido tratada en la primera obra americana por Fritz Lang “Furia” (1936). Al igual que “Furia”, “La jauría humana” tuvo problemas de censura con la Metro, por el tema tan espinoso que trataba. Si en el caso de “Furia” se resentía del falso final, en esta que nos ocupa, se pudo mostrar buena parte del nihilismo y fatalismo que jalonan el film, y como objetivo primordial, construir una parábola social en torno al asesinato de John F. Kennedy, y ofrecer una radiografía de la sociedad rural americana de los años cincuenta en la que la violencia sirve de motor, de impulso para la vida de una clase media preocupada por salvaguardar su estatus social y hacer evidentes unos signos externos de su privilegiada situación (a modo de ejemplo, los cambios de pareja, una cuestión más esnob que sentimental).

Rodada en las cercanías de Kansas, la película se abre con la huida de Bubber Reeves (Robert Redford) y de otro convicto de una prisión federal. La muerte de un agente de seguros a manos del compañero de Bubber hace que sus ciudadanos le imputen la responsabilidad del homicidio ya que ha dejado sus huellas marcadas en el cadáver. La película presta más atención a los acontecimientos de la vida social del pueblo, que al itinerario de Bubber en busca de la ayuda de su esposa, Anna (Jane Fonda). La película desprende un cierto aire existencialista en los personajes del Sheriff Calder (Marlon Brando), un hombre honrado que quiere servir a sus ciudadanos, y Jake Rogers (James Fox) hijo del terrateniente Mr. Rogers (E. G. Marshall) y amante de Anna, que busca emanciparse de la protección paterna y de un matrimonio fracasado.

“La jauría humana” está trufada de pequeñas anécdotas descriptivas (las groseras alusiones a las pistolas con frases de doble sentido) y singulares, que contribuyen a mostrar las creencias religiosas, el sentimiento de culpa de los padres del fugado y responde al modelo ideado por el productor Sam Spiegel buscando despertar la emotividad del público, que Arthur Penn se cuida de cumplir, tras describir unos acontecimientos aberrantes durante un sábado noche por una tropa de presuntuosos, de aficionados al arma de fuego, hipócritas deleznables, racistas ebrios de alcohol y odio que recurren a la violencia para saciar sus frustraciones personales, en la preservación de un ideal próximo al fascismo, una película que refleja la otra cara del sueño americano.
Antonio Morales
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