Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Antonio Morales:
8
Drama. Cine negro Bill, un boxeador entrado en años, está convencido de que aún puede ganar combates. Su mujer, por el contrario, quiere que lo deje para empezar una nueva vida. Su mánager, convencido de sus nulas posibilidades, acepta amañar su siguiente combate sin siquiera decírselo. Obtuvo excelentes críticas por las escenas de boxeo y por la vibrante interpretación de Robert Ryan. (FILMAFFINITY)
10 de noviembre de 2014
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
... Es el nombre del pabellón donde se celebran los combates de boxeo. En las gradas un público vociferante espera ansioso para ver la pelea, necesitan descargar la adrenalina o más bien las frustraciones del día a día, pues han pagado para eso. Entre ellos figuran hombrecillos insignificantes, amas de casa que el sábado van al boxeo como el domingo a misa, apostantes mafiosos, devoradores de comida basura y ciegos ávidos de sangre. En el vestuario se preparan los púgiles, mientras se amañan las peleas, se palpa el hedor a sangre y sudor es insoportable en medio del mercadeo humano y el soborno.

Robert Wise, el montador de “Ciudadano Kane” y realizador de otras grandes películas que permanecen en nuestra memoria cinéfila, dirige uno de los mejores films sobre el boxeo jamás filmado. Bajo una envidiable capacidad de síntesis, apenas 72 minutos – algo imposible de encontrar en los cineastas de hoy – describiendo con enorme locuacidad, el oscuro mundo del boxeo y sus miserias más abyectas. Wise apuesta por el realismo en la descripción de ambientes para narrar la desgarradora historia de un hombre íntegro capaz de defender su dignidad hasta las últimas consecuencias.

Es la historia tantas veces, de mil maneras vividas, que merodean por el deporte de las doce cuerdas, la de un perdedor, Bill “Stoker” Thomsom (Robert Ryan), demasiado viejo para el boxeo (35 años), sólo hay que ver su rostro, machacado a golpes de tantas peleas que apenas le dan para comer, un pobre diablo en busca de una suerte que nunca llega. Ni tan siquiera confía en él su propio manager, que ha vendido su honor a sus espaldas para caer en el segundo asalto por 50 $. En un hotelucho sórdido frente al pabellón espera Julie (Audrey Totter), su angustiada esposa, harta de sufrir las terribles palizas que recibe su esposo, es la enésima vez que le ha pedido que cambie de vida. Harta de recorrer ciudades y esperar buenas nuevas que su esposo ha ido posponiendo

Apoyándose en un estupendo guión, Wise consigue transmitirnos la emoción y la nobleza de este “looser” de mirada limpia y corazón de león con el que empatizamos en una palea violenta y feroz, frente a la joven promesa apadrinada por la mafia, tristemente advierte con su mirada la silla vacía donde esperaba el apoyo de su esposa, por lo que nuestro protagonista a pesar de los sádicos y vociferantes espectadores no está dispuesto a perder. Pero no está solo, su esposa merodea cerca junto a un transistor, impotente para entrar y ver sufrir a su marido. Bill quiere ganar esta pelea para demostrarse a sí mismo que no está acabado y que es merecedor del amor de Julie. Robert Ryan realiza un trabajo asombroso e inolvidable, que ha sido referencia para otros actores que se subieron al cuadrilátero.
Antonio Morales
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow