Aún suena en mi memoria, la balada triste de trompeta del memorable “Degüello”. Dimitri Tiomkin crea una música imperecedera, que transmite, el heroísmo, la épica y la leyenda. La fotografía del maestro W. H. Clothier, soberbia, la escena del árbol es grandiosa.

El film de John Wayne es una apuesta personal, una aventura en la que unos valientes, se sacrifican por unas ideas, como decía Wayne a sus amigos que no creían en el proyecto “esta película es América”. “El Álamo” es una hermosa película hecha con el corazón, una epopeya, que transmite emoción, presentando a los personajes, mejicanos o tejanos, con respeto y dignidad.

Me es indiferente, que los progres la tilden de soflama patriotera, que su argumento no se ciña estrictamente a la historia, pues el que esté interesado en la verdadera historia, que lo aprenda de los libros, no del cine. Como decía Hitchcock: "El que quiera verosimilitud, que se vea un documental". El cine es ficción, arte e industria, aunque a veces recrea la realidad de la vida.

Es cierto que John Ford, 10 años antes, se planteó rodar este film, pero lo descartó por no encontrar financiación, también es cierto que estuvo unos días en el rodaje, Wayne no le invitó, aunque eran amigos, según el libro: “Tras la pista de John Ford”, de Joseph McBride.
En el spoiler detallo, según el citado libro, las escenas concretas que rodó John Ford.