Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Antonio Morales:
8
Drama Relato en tono semidocumental sobre la vida durante el cambio de siglo (XIX-XX) de los campesinos bergamascos (Lombardía), que llevan una vida dura y sacrificada, pero llena de gran dignidad. La ambientación es solemne y serena como la música de Bach que le sirve de fondo. Obtuvo excelentes críticas. (FILMAFFINITY)
19 de octubre de 2014
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se podría afirmar que ningún film tiene derecho a exigir, para ser apreciado o entendido, un nivel dado de conocimientos ni, menos todavía, una especial actitud, mezcla de paciencia, atención y tolerancia; pero es innegable que, si uno pretende disfrutar de una obra de arte, o aprender algo de ella (sobre su autor, sobre el mundo, sobre uno mismo), conviene enfocarla positivamente del modo más propicio. A nadie se le ocurriría ponerse a leer “En busca del tiempo perdido” de Marcel Proust sin tener tiempo libre por delante, ni acudir al “Ulysses” de Joyce como distracción para un viaje en tren. Y lo cierto es que hay obras menos accesibles o más difíciles, más áridas o menos amenas y atractivas que otras, sin que, por ello, carezcan de interés o sean menos valiosas.

Ermano Olmi es un discípulo aventajado del cine de Rossellini, incluso en su ideología cercana a la democracia cristiana como lo era el autor de “Paisá”. Olmi nos ofrece un cine desnudo y nada estilizado, un fresco rural que recrea la vida cotidiana de sus moradores y el fluir cadencioso de sus peripecias. Renunciando por parte del espectador, al menos en principio, a la fantasía, a la fascinación, a la dramatización y a la espectacularidad, para ser atrapado por la fuerza irresistible de sus imágenes naturalistas acompañadas por la música de Bach y alguna sonata de Mozart. Una mirada realista y alejada de toda énfasis hacia nuestros antepasados que refleja las crudas condiciones de vida del pueblo campesino a finales del siglo XIX. Reconfortados por una profunda fe cristiana e interpretado por los propios habitantes de una zona cercana a Bérgamo en el norte de Italia.

“El árbol de los zuecos” es un film contemplativo, reflexivo, sereno, pero no idílico, ni nostálgico, ni indiferente. No trata de convencernos de que cualquier tiempo pasado fue mejor, ni de presentar la vida campesina como un paraíso perdido, ni de conmovernos o indignarnos por la triste suerte de los trabajadores del campo. No pretende demostrar nada, ni siquiera argumentar a favor o en contra de una tesis u otra, ni de hacer una parábola sobre situaciones actuales. En definitiva, nada pretenciosa, pues trata simplemente, de mostrar, de recordar cómo era la vida rural en 1898, y nos conmueve con la austera vida espartana reflexionando con una semblanza sobre la naturaleza humana.
Antonio Morales
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow