Sí, tenía un asunto pendiente con esta película, porque le debía una crítica desde hace la tira de tiempo. No ha sido hasta ahora que me he puesto a ello, y no porque no sintiera inclinación, sino porque no me di cuenta antes. Hace pocos días la repusieron en la tele y me dije que ya era hora de dedicarle unas líneas.
Hoy día se puede considerar ya un clásico melodramático, pues tiene la friolera de veintitrés años, que se dice pronto, sobre todo porque recuerdo perfectamente cuando la estrenaron, aunque yo no la viera en el cine. Contemporánea de “Pretty Woman”, fue junto con ésta una de las bazas románticas de la cartelera de principios de la década (o de finales de la anterior, según cómo se mire), ambas de notable éxito de público y repercusión. Guste o no, son dos iconos que están ahí.
Las aventuras de ultratumba de un Swayze con asuntos que resolver, que despierta nostalgia (ya sea porque también murió joven en la realidad, o porque señala el tiempo que pasa tan tristemente rápido), enamorado hasta las cachas de la preciosa y tierna Moore, y la intervención desternillante de Whoopi Goldberg, que es la verdadera estrella, saben a un cine no de gran calidad pero sí un poquito mágico, bastante entrañable, divertido, meloso y sobre todo entretenido.
Es difícil no haber visto esta película al menos alguna vez porque es la típica que reemiten a menudo en los canales de televisión, y eso hace que uno tenga un poco de propensión a no tomarla muy en serio. Pero tampoco es necesario.