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Voto de Vivoleyendo:
6
Thriller. Drama Cuenta la historia de un sordomudo que busca desesperadamente 10 millones para comprar en el mercado negro un riñón para su hermana enferma. Primera parte de la trilogía de la venganza de Chan-wook Park, que completan "Oldboy" (2003) "Sympathy For Lady Vengeance" (2005). (FILMAFFINITY)
14 de octubre de 2009
20 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que este drama-thriller sea exagerado, truculento y que fuerce demasiado los acontecimientos es la manera especial que tiene el director coreano, autor de la subyugante "Oldboy", para hacernos llegar su particularísima visión de la venganza. Porque se trata de eso. De exprimir los sustratos de la venganza hasta el máximo nivel. Así que todo gira alrededor de esa pulsión bestial que incita a resarcirse de los daños que otros han infligido.
Mediante una cadena de personajes y sucesos a cada cual más descabellado, desafortunado y desgraciado, Park Chan-wook no ahorra en mala sangre, en penurias, en disparates ni en horror. Sin música, cámara inquieta, atmósfera muy sórdida, personas cargadas de problemas, conflictos, terrores y catastróficas circunstancias. La pobreza que se ensaña con infelices diablos que ven que la diferencia entre la vida y la muerte, entre la precariedad y la salud, está en un dinero que no tienen para pagar un trasplante, en una sanidad que discrimina entre ricos y pobres. Que se ven en la calle, despedidos sin miramientos mientras los jefazos tienen Mercedes-Benz, casa unifamiliar y sus hijos no languidecen de pura necesidad. Que malviven en cuchitriles y con paredes de papel, por las que se filtran todos los ruidos de la indecencia, del desamor y del asco. Que son engañados y estafados por traficantes a los que se ven precisados a acudir desesperados para intentar, ingenuamente, mejorar su situación.
Una reacción provoca otra. Y ésta, otra. Y de ese modo se va formando una cadena de odio que va reventando eslabón a eslabón, en un ejercicio de salvajismo que Park es capaz de moldear con ese tono extraño, repleto de plasticidad, un tono aplastante y tétrico dotado de cierta calidad de locura y como de ausencia, deteniéndose en cosas que a veces parecen casi fútiles y extravagantes, pacientemente. La acción no resulta enervante, sino algo así como sosegada, como si todo lo que ocurre fuese inevitable y sólo nos cupiera esperar con resignación tales desenlaces horrendos. Mostrando mucho sin reservas, primeros planos de heridas horribles, también sugiriendo lo que no se ve, sustituyendo la imagen directa a veces por sonidos de palizas que machacan carne y huesos, de instrumentos de forenses que cortan y mutilan cuerpos con la frialdad impersonal de su profesión, y exponiendo las miserias sin contención.
Una serie de personajes que se van vinculando con los lazos más macabros, en ambientes deleznables, y que a su paso dejan huellas de desesperación y de sangre.
Vivoleyendo
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