Dani, en días posteriores a la muerte de su padre, se encuentra con la lianta de Mila, que le va a hacer pasar una noche bastante intensa. No acostumbrado a quedar con chicas, Dani no sabe donde se mete, y a pesar de que el instinto le dice continuamente que no siga, al final ella le convence. Mila, desde el primer minuto, parece inmersa en una «neblina narcótica» que diría la escritora Donna Tartt, y sólo por esto es mejor no cruzarse en el camino de estas personas que están en plena autodestrucción. Cuando pasan los primeros cuarenta minutos la cosa se pone más interesante y comienzas a ver los errores que va cometiendo Dani y lo desestabilizada mentalmente que está Mila. Durante toda la noche, que se nos hace eterna, Dani se ve metido en una mala copia del loco de Oliver Stone. Engañado por una mujer y con consecuencias bastante lamentables. Aunque aquí no tenemos las gracietas de los perros resecos que luego están vivos, no dejaba de recordar a la fantástica Jenny con su vestido rojo y al pobre Sean Penn metido en un lío del carajo.

No puedo darle más que un aprobado raspado. Ni siquiera Mario Casas me ha convencido.