Remake de un film italiano, "Lo dejo cuando quiera" tiene varios elementos que la hacen interesante a simple vista. Una parodia con toque patrio de fenómenos como "Breaking Bad", además de servir de telón de fondo para mostrar las pequeñas miserias de la esfera universitaria con unos personajes en estado permanentemente precario, pese a sus altas cualificaciones.

El film no deja de arrojar la sensación de ser un capítulo alargado de una teleserie con más subtramas que de costumbre. Y eso que hay oficio y buen hacer por parte de distintos intérpretes, siendo reseñables algunos secundarios de lujo como Ernesto Alterio, Cristina Castaño o Luis Varela.

La sucesión de gags se va hilvanando sin excesivo sentido. Tampoco se trata de tirar piedras sobre el propio tejado, puesto que no es nada más descerebrado que una comedia americana al uso. De cualquier modo, queda sensación de oportunidad perdida.

Los protagonistas de esta odisea de re-descubrimiento son bastante de retablo y evolucionan de una forma que explique los pasos que dan. Con todo, ese pecado sería perdonado con mucha más facilidad si fuese divertida. Pero logra arrancar unas cuantas sonrisas, pero pocas carcajadas, al menos en mi caso, puesto que el género de la comedia es uno de los más subjetivos (y difíciles).