Roert Schwentke dirige un thriller de prometedor inicio que se va torciendo a pasos agigantados conforme vemos los mecanismos que lo articulan, incluyéndose alguna trampa argumental que sería mucho más perdonable de no ser por las americanadas que la van invadiendo y que no recordábamos desde los días en que el bueno de Harrison Ford era un presidente de armas tomar que no iba a tolerar ningún desplante de Iberia y mucho menos un ataque terrorista en su jet presidencial.

Jodie Foster es una actriz experimentada y solvente, poco que reprocharle, tampoco a algún secundario de categoría, como Sean Bean, ese magnífico intérprete a quien muchos ya solamente recuerdan por sus fallecimientos en la gran pantalla, lo cual no habla muy bien de dichos críticos. Pero no, a pesar de la atmósfera que se quiere crear, lo que va desapareciendo nuestro interés.

Pero, conforme la madeja se va deshaciendo vemos los defectos y sentidos de esta opereta...

(SIGUE EN EL SPOILER)