Esta no es para nada la película que esperaba ver cuando entré en el cine. He de decir que no tenia mucha consciencia de la reputación de su director, Quentin Tarantino. Pero una vez vista, tengo que reconocer que es realmente buena.

Un espectáculo visual, con mezclas de Wester y filmes de la época que intenta narrar. Cada una de las partes en la que se divide es un granito de arena que lleva al final. Como hilos sueltos que se van uniendo a lo largo de los minutos. Que aunque en algunos ocasiones parecen hacerse un poco largos, la introducción del humor hace mucho más llevaderos. No me esperaba para nada que en una película donde ha escenas en que la sangre y el sadismo son los protagonista pudiera llegar a reír tanto.

Magistral interpretación de los protagonista. Sobretodo de Christoph Waltz en encarnación del malo, malísimo de Hans Landa.