Con "Ella, yo y el otro", Sautet nos habla directamente al corazón. Se trata de contarnos una variación nueva sobre el eterno triángulo amoroso y lo hace con tal frescura y espontaneidad, tal veracidad y delicadeza, que Sautet establece con el espectador una comunicación inmediata. Desde las primeras imágenes, nos parece que conocemos a los personajes desde siempre, y compartimos sus problemas, sus vacilaciones y sus angustias. Es su sinceridad, su juego limpio el que nos conmueve en esta historia que viene a ser un cuento para adultos, donde no hay odio, sino sólo amor y amistad. Ives Montand hace de su papel de hombre bueno, generoso e impulsivo, una interpretación genial, sin olvidar a Romy Schneider, quien aporta finura y delicadeza, ni a Sami Frey, quien no desmerece junto a los protagonistas. El lenguaje de Sautet es moderno, jugoso, expresivo; no fuerza las situaciones, no dramatiza y expone con claridad, con agilidad y con humor. Es un film encantador, humano y emocionante. Una obra de excepción.