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Voto de Turbolover1984:
7
Comedia Un guionista y director de cine trata de insuflarle al país parte de la ilusión que parece haber perdido en los últimos tiempos. Su idea es hacer una película sobre los pactos de la Moncloa. Eso sí, quiere que sea un musical. (FILMAFFINITY)
9 de febrero de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Daniel Castro dirige, escribe, protagoniza y financia “Ilusión” y vuelve a demostrar que se puede hacer buen cine sin derroches, efectos especiales ni recursos excesivos y también volver a dejar claro lo que más importa en una obra: su guión. Claro está que a la vez es lo más complicado y aquí el cineasta deja patente su ingenio.

La historia que nos relata parte de una premisa en principio simple, la típica persona que quiere subsistir en la sociedad haciendo lo que le gusta, pero más allá de bonitas frases para compartir en redes sociales sobre cumplir los sueños y luchar por lo que uno quiere y por más que la famosa frase hecha diga lo contrario, de ilusión no se vive ni se come. Si lo hace de unos padres, de una pareja o de algún amigo, al que incluso se permite el lujo de juzgar o decir que es un vendido . Va de productora en productora intentando vender un musical de los pactos de la Moncloa donde hasta el mismo Carrillo canta y baila, ante la estupefacción del posible “comprador” y más con los momentos musicales con los que los “deleita” en vivo. Pese a las negativas, él no se rinde.

En el arranque de la cinta y con los mimbres que tenía entre manos, pensaba que podía ser algún tipo de panfleto reivindicativo en algún sentido, pero por suerte, no es nada remotamente similar y es capaz de reirse de todo. Castro nos ofrece una sátira original, fresca y divertida que abarca desde la industria del cine a la sociedad en general pasando por las relaciones personales entre otros temas. Llamadme raro, pero soy de esos que con los chistes malos se ríe sonoramente y con la comedia más sesuda se ríe por dentro y esta provoca lo segundo, superando con creces el nivel habitual de lo que algunos encuadran dentro de ese controvertido término como es “humor inteligente”.

El cineasta demuestra tener un don para con una cara seria e impasible o unas secuencias a priori dramáticas resultar desternillante, que mezclado con algunos momentos musicales me recordó a la genial obra de teatro “Nunca es tarde” de Ricardo Castella y Ángel Martín. En resumen, una notable película que gana cuanto más la meditas (los momentos Haneke son para enmarcar), que hace apetecible un revisionado no muy lejano y que hace que Daniel Castro se convierta en alguien a seguir y tener en cuenta en los trabajos que vaya haciendo, incluso si le da por hacer un musical con políticos bailando.
Turbolover1984
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