Lo que más me ha gustado de la película:

- Los dos grandes monólogos del padre y del hijo, que son sin duda lo mejor de la película, poesía pura y dura digna de escuchar una y otra vez.

- El personaje de Philip Seymour Hoffman, con el que me he sentido identificado no porque el tío sea un pederasta, sino porque no se quita la chaqueta ni dentro de los bares.

- Que no hay ningún personaje bueno en la película, todos representan la crueldad y el lado oscuro de la sociedad americana, especialmente los tres protagonistas, la alumna, las dos colegialas del parque, la novia...

- Que la película se toma su tiempo, y si tienen que meter un plano fijo de cinco minutos con los dos amigos de Edward Norton hablando, lo meten y queda maravillosamente bien acompañado de la espeluznante banda sonora.

- Y sobretodo, el miedo que produce saber que la vida no da casi nunca segundas oportunidades.