Un hombre recién salido de la cárcel (Hoskins) se emplea como chófer de una prostituta de lujo (Tyson)... Una película que parte de un argumento enormemente querible y lleno de posibilidades y que no acaba de cuajar de la forma espléndida que debiera, en parte por el poco carisma, nos pongamos como nos pongamos, de Cathy Tyson, en parte por un final decepcionante y por un desarrollo que no explota todas las posibilidades de la historia.
Aún así, cercana y emocional, con una gran interpretación de Bob Hoskins, es otra muestra, no obstante, del notable talento y capacidad del británico Neil Jordan.