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La historia oficial

Drama Buenos Aires, 1983. En los últimos años de la dictadura militar argentina, una acomodada profesora de historia comienza a tomar conciencia de lo ocurrido en ese periodo. Sus sospechas sobre los oscuros asuntos de su marido y una Abuela de Plaza de Mayo que busca a su nieta son los motivos que la llevan a replantearse "la historia oficial". (FILMAFFINITY)
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Críticas 42
Críticas ordenadas por utilidad
25 de septiembre de 2010
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una mujer estéril empieza a resultarnos interesante en la medida que ella busca en su vacio interior en un contexto de la historia en Argentina. Luego del mitote de las Malvinas. Ella siente un dolor, un sufrimiento que va más allá de su útero seco. De su árida matriz. Es el deseo de sentirse útil en esta vida, aunque no sea por un amor personal. Ya que su imposibilidad de tener hijos, la empujan a una búsqueda, inútil. Dentro de una sociedad en la que ella es una inadaptada.
Su búsqueda entre mujeres de blanco, entre enfermeras crepusculares.
La maestra, la dama de historia. Se mete entre las patas de los caballos. Su vida monótona ya no será igual. El origen de una niña le quema el alma. En una vorágine política que destruye a la familia ante el recuerdo del terrible paso de la dictadura en Argentina.
La dama historiadora ha adquirido una nueva conciencia a través de sus pupilos. A través del dolor de los seres en luto por la desaparición de sus seres queridos. Algo que los libros de historia no registran.
RAMON ROCEL
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21 de abril de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre ha habido muchas "historia oficiales" historias aparentemente ciertas y aceptadas por todos, pero que pueden ocultar oscuros secretos que por ignorancia o por ocultismo no se saben. Eso suele ocurrir muchas veces en política o en asuntos relacionados con la sociedad, como es el caso del secuestro o rapto de criaturas a sus verdaderos padres para que fueran adquiridas y se criaran con otro familia, naturalmente con mayor poder económico. Eso pasó aquí en España durante el franquismo y después ( algo que ha aparecido en los telediarios recientemente), así como en Argentina durante una época de la historia reciente de ese país. Es esa la triste realidad de la que con gran amargor y dolor se percata la profesora Alicia, temiendo que su amada hija fuera uno de esos desaparecidos, y por la preocupación que le causa el no saber cómo había conseguido su marido a su niña. Entonces se encuentra en una encrucijada y, aunque le dicen que se olvide de este problema algo turbio, decide resolverlo, por tantos remordimientos le provoca, al ver la forma algo hipócrita y egoísta con que lo demás toman este asunto y para sentirse bien consigo misma.
Trama impactante y bastante original por cómo la trata, desde el punto de vista de la mujer que adopta y no de la mujer que pierde a su bebé, que sería lo más común. Sabe transmitir la cierta agitación que se extendía durante esos años por la capital argentina, y los personajes están bastante conseguidos, especialmente la protagonista, por la magistral actuación de Norma Aleandro. Cinta dura pero bastante buena.
david panadero moya
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6 de mayo de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta sola frase se resume el pensamiento de todos aquellos que hicieron la vista gorda a uno de los horrores más espantosos de la segunda mitad del siglo XX, la desaparición
sistemática de opositores y de los otros en países de América del Sur y también el robo de identidad de esos niños que nacieron en cautiverio, algo parecido a lo que hicieron los nazis con aquellas criaturas que tuvieran rasgos que sugirieran ascendencia aria y fueron re ubicados con familias "acordes".
Lo mismo pasó en estos países donde el genocidio político fue una máquina de matar gente, una picadora de carne, y entre ellos los que no vieron, no pudieron ver, no quisieron ver lo que estaba pasando a su alrededor.
Justificaciones tontas y falaces ante una realidad que le rompía los ojos a cualquiera, cuando la dictadura argentina iba barranca abajo después de la Guerra de las Malvinas y la hiper inflación, todos empezaron a hacerse preguntas en voz alta, venciendo miedos. De ésto trata esta película: de buscar respuestas en la oscuridad más absoluta. Notable.
Movie Fan
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2 de agosto de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alicia lleva un moño flojo durante todo el planteamiento de la película y cuando comienza a hacerse preguntas se suelta el pelo. Luis Puenzo se vale de este recurso para exteriorizar el proceso interno que sufre Norma Aleandro, una actriz en estado de gracia. Aleandro crea un personaje sutil y profundo, del que he llegado a dudar.
¿Ha mirado demasiado tiempo para otro lado antes de cuestionar su realidad? La vida con el moño burgués resultaba mucho más fácil.
Norma Aleandro es el eje hipnótico de La historia oficial, pero su trabajo brilla gracias a un Héctor Alterio contenido. Roberto cuenta, mentalmente, muchas veces hasta diez. En la Argentina de 1985 ya no está todo permitido, aunque hay una escena muy potente, dramáticamente hablando, en que se le olvida y muestra la verdadera cara de una dictadura.
Chunchuna Villafañe y Chela Ruíz sobresalen entre los personajes secundarios por méritos propios. La primera por cómo recuerda, entre risas y lágrimas, su tortura; la segunda por la mirada ante la pregunta más esencial de Alicia.
La niña que interpreta a Gaby tampoco está mal, poco más hizo después de La historia oficial, pero particularmente soy de los que piensan que los críos apenas deberían tener diálogo. ¡Y Analía Castro habla de lo lindo!
Treinta años después, La historia oficial sigue manteniendo toda su vigencia. Es una fuente para documentarse, como recomienda hacer Alicia, en una de sus clases, cuando quieres hablar de HISTORIA.
Carlos Warbucks
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15 de diciembre de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Valiente película dado el momento en que se estrenó, los últimos estertores de la infame Dictadura Militar Argentina donde se cometieron todo tipo de tropelías y crímenes contra la población civil, sobre todo contra los más jóvenes y los estudiantes, el futuro de la nación, cuya factura todavía está pagando todo el país de esos diez años dictatoriales y de esa ley llamada de "Punto final" que ahora ha sido revocada para darles un juicio justo a los que mataron y ejecutaron, robaron y trataron con bebés, justicia que nunca les dieron a sus víctimas.

Excelente el papel de Norma Aleandro que abre los ojos a la realidad a la vista de las manifestaciones de las abuelas de la Plaza de Mayo, que aún siguen reivindicando justicia, y de la presunta abuela de la niña cuando le dice "llorar no sirve" con ese acento profundo y doloroso de saber de lo que habla.

Desgraciadamente de eso sabemos mucho en España, y aquí no se juzgó a nadie, los torturadores y asesinos murieron en sus lechos y seguro que con algún cura dándoles la extremaunción y perdonando sus inconfesables pecados. Buen trabajo del siempre correcto Héctor Alterio y de la pequeña Analía Castro, de la que nunca más se supo al menos en mi parca investigación sobre ella.

Hechos que nunca debieron producirse, y que tenemos que procurar que nunca más se reproduzcan ante la aparición de nuevos fascistas por todo el mundo.

Sobresaliente, 9.
andeltor
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