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El beso de la muerte

Intriga. Cine negro Un delincuente de Nueva York, Nick Bianco (Victor Mature) es herido y arrestado durante el asalto a una joyería. Tras ser condenado, el fiscal Louis D'Angelo (Brian Donlevy) le ofrece conseguirle la libertad condicional, si le entrega los nombres de sus compinches. Bianco se debate entre la lealtad que debe a sus compañeros de fechorías y el deber que tiene para con su esposa y dos hijas... pero deberá tomar una decisión. (FILMAFFINITY)
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Críticas 36
Críticas ordenadas por utilidad
6 de diciembre de 2013
8 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenía un buen recuerdo del remake de esta película protagonizado por David Caruso y Nicolas Cage, por lo que me dispuse a disfrutar de una buena sesión de cine negro; además, dirigida por Hattaway, y con Widmark y Malden en el reparto: la cosa prometía. Lo único que me echaba un poco para atrás era el protagonismo de Mature, pero supuse que el resto de elementos compensaría su presencia. Pero, oh, decepción. Cierto, Richard Widmark está magnífico, componiendo un villano desagradable y carismático, caricaturesco pero creíble. Cada uno de los cinco puntos que le he dado a esta película se debe a su interpretación. Pero, por muy bien que esté, un personaje secundario no puede sostenerlo todo.

Victor Mature, como era de esperar, no cumple, pese a sus esfuerzos (cómo me recuerda este hombre a Stallone, hasta en los gestos). Teniendo en cuenta que toda la película debía descansar sobre sus anchos hombros, no es de extrañar que el conjunto se desmorone; sólo cuando aparece en escena el personaje de Tommy Udo, ese trasunto del Joker de Batman, la cosa levanta el vuelo, pero, como he dicho, no basta. La debutante Coleen Gray tampoco da la talla.

Si a eso le sumamos un guión que no ha superado el paso del tiempo, el resultado final se salva sólo por la presencia de un actor en estado de gracia. Imaginen esta película sin él y verán de lo que les hablo.
Fali
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24 de marzo de 2011
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Extraordinario film, con excelentes interpretaciones, en especial, como no, de Richard Widmark y Brian Donlevy. También está correcto Victor Mature. Rodada en escenarios naturales, consigue momentos de gran tensión, sobre todo en el tramo final de la película. Excelente film, de lo mejor de Hathaway.
Pablo
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9 de octubre de 2010
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿De qué va?:

Un atípico gangster con buen fondo interpretado por Mature es apresado en el atraco a una joyería. Fiel aplicador del code of silence aguanta sin rechistar la pena que le imponen sin delatar a sus compinches, pero tiempo después se entera en la cárcel de que éstos no han cuidado de su familia como prometieron...

Crítica:

Notable cinta, más en la línea del drama y del policiaco que del cine negro clásico, quizá porque el guión se inclina claramente hacia el bando policial trazando una línea dicotómica del bien y del mal sin fisuras de ningún tipo. A un lado de la línea el buen corazón de un Mature al que se nos presenta desde el primer momento como alguien obligado a delinquir por culpa de un sistema que no le perdona un par de escarceos delictivos juveniles pero que sin embargo es apoyado por un ayudante del fiscal que más parece un filántropo incondicional que un agente de la ley. Por el otro lado la maldad más enquistada en el personaje del abogado de Mature, un corrupto que se enriquece a costa de sus clientes y que resulta un claro antecedente del Sean Penn de Atrapado por su pasado, y no digamos de un debutante Widmark que aunque se ríe igual que cuando Tony Leblanc hacía de retrasado con sus estampitas transmite buenas dosis de ese hipoputismo innato de los malos del cine clásico.

A pesar de esa falta de matices en los personajes la película logra entretener siempre, inquietar a menudo e incluso emocionar cuando se lo propone.
triforme
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30 de agosto de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
“El beso de la muerte” es objeto de culto por una inabarcable legión de seguidores del cine clásico, el motivo tiene miga, mucha más de la que se podría imaginar en un primer momento y es que aunque se trata de un film austero, muy encorsetado en su época (esa voz en off que llega a sacar de la historia por momentos) no deja de ser un ejercicio de estilo más que correcto con una interpretación icónica a todas luces por parte de Richard Widmark (debutante además) que confecciona a golpe de efecto un personaje arquetípico en el cine que está por venir (y que vendrá en un futuro), el malvado sádico y psicópata que no tiene otro objetivo en la vida que crear el caos donde quiera que pase.

Sus formas son reptilianas (ayuda y mucho, el extraño aura que proyectaba en actor en pantalla), su mirada por momentos apática, por momentos desquiciada, su sonrisa desprovista de todo tipo de luminosidad, sardónica, casi de animal carroñero… todos los tics que convierten a su personaje en el primer psycho-killer de la historia del cine, o por lo menos el primero que se muestra tan abiertamente (no hablemos de la escalofriante escena de la escalera y la silla de ruedas).

Henry Hathaway cumple y con creces pese a que como he comentado anteriormente la historia sea ciertamente tópica y su desarrollo para nada innovador, pese a todo hay escenas intensas que dejan mella, sobre todo al inicio del film y Victor Mature está bastante más intenso que en otras ocasiones, firmando una gran interpretación.

Hasta ahora el cine estaba acostumbrado a encontrar malvados de opereta pero a partir de Tommy Udo nace otro tipo de némesis, más violenta e incontrolable y por momentos bastante más realista.

Después asistiremos a una inabarcable descendencia entre los que se encuentran Henry, el Joker (aunque el personaje del comic es mucho anterior), Zé Pequeño y tantos y tantos otros.
Luke_Cage
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21 de abril de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las decisiones más desafortunadas que puede asumir un ser humano, es la de optar un día por seguir el camino de la delincuencia. Millones de historias se han dado, en que el delincuente no encuentra la posibilidad de redimirse por las muchas puertas que se le cierran desde el momento en que sus transgresiones se hacen públicas; y si sumamos a esto, la ansiedad, el miedo y la angustia que comienzan a invadir el sistema psicológico y emocional de esta persona, pronto tendremos a otro ser atrapado en su propio infierno y girando en un círculo vicioso del que no logra escapar.

“Liberarlo de todo ataque y hacerlo sentir que contigo está a salvo -dicen los maestros-, es lo que te pide con respecto a tu hermano. Has esto y todo se te dará”. Una fácil y magnífica tarea que, sorprendentemente, muy pocos se animan a practicar… ¡Y por eso estamos como estamos!

Nick Bianco, también cayó un día en las redes de la delincuencia, pero, ahora que tiene una familia -esposa y dos niñas de 4 y 5 años-, está pensando seriamente en enderezar su camino y comienza a buscar empleo, labor que se le deniega precisamente por su historial como delincuente. Urgido de dinero para sostenerlas, Bianco fracasa en la dura prueba que le pone el destino… y en el siguiente asalto lo atrapan, pero, tiene la suerte de caer en manos de un asistente de fiscal que comprende su causa y empatiza con él, y éste le promete concederle la libertad condicional a cambio de que delate a sus compinches. Desde entonces, la película se deslizará por los cuestionados caminos de la delación, y el propio Nick Bianco, sufrirá lo indecible y necesitará muy buenos motivos para tomar una decisión.

Tras la gran acogida que tuvo con su película, “La Casa de la Calle 92”, el director Henry Hathaway decide volver a experimentar con el cine testimonial, sirviéndose de nuevo de los lugares donde ocurrieron los hechos, y contando una historia donde exalta a las instituciones del Estado (¡esa policía… esas cárceles… esos orfanatos… ya nos los quisiéramos, hoy día, en muchos países!), pero donde, aparte de esta idealización, lo más interesante es el proceso que se traza de la vida de ese “buen hombre” que se ve abocado a pagar sus errores con las más duras creces.

El guion de los renombrados, Ben Hecht y Charles Lederer, partiendo de una historia de Eleazar Lipsky, está muy bien pensado en términos sociales y psicológicos; los diálogos son muy mesurados y significativos… y quedan muy bien los matices con que se define el carácter del psicópata, Tommy Udo, al que representa con gran eficacia el entonces debutante, Richard Widmark, quien, de aquí en adelante quedaría marcado para hacer de malo. A lamentar que, por presiones de la mojigata censura, se hubiesen cortado las cruciales escenas con la guapa Patricia Morison quien representaba a la esposa de Bianco, y estos hechos se redujesen a ser contados muy brevemente por Nettie al entonces recluso, con lo que, la carga dramática que contenían, desapareció por completo.

Victor Mature, tiene la figura perfecta como el fortachón con cara de buenazo; Brian Donlevy (el asistente de fiscal), muy convincente haciendo eco a su apellido D’Angelo; y Coleen Gray (Nettie), la dulce belleza que siempre es grato ver. Mención necesaria para el gran Karl Malden, en otro de sus primeros pinitos como uno de los detectives de Lee D’Angelo.

Un remake de esta película se rodó, en 1995, bajo la dirección de Barbet Schroeder. Nicolas Cage y Samuel L. Jackson fueron los protagonistas.

¿Y por qué, Hathaway, acogió el título, EL BESO DE LA MUERTE? ¡Ya no hay explicación porque el final lo cambiaron los productores añadiendo una frase puesta en la voz de Nettie!
Luis Guillermo Cardona
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