Dos por el dinero

Los pronosticadores deportivos no son videntes ni tienen una línea directa con Dios, tan solo son comerciales que venden humo sin tener siquiera un mechero para hacer fuego, si ellos tienen delito mucho mas lo tienen los que confiando en sacar pingües beneficios sin ningún esfuerzo tan solo consiguen llevar a la ruina a sus familias.

D.J.Caruso interna su película en los terrenos de la especulación deportiva pura y dura al mas puro estilo americano … todo vale si al final se obtienen muchos billetes de cien dólares en la mano.

Tanto Al Pacino como Matthew McConaughey hacen bien sus papeles, el problema no son ellos sino los propios personajes y un guion un tanto anodino que carece de fuerza y de sentimiento, solo vende la filosofía del dólar por el dólar, un dios pagano en papel impreso del Tesoro USA al que todo el mundo parece adorar.

He cometido el error de no hacer caso de las advertencias aquí formuladas porque creía que algo bueno podía surgir de dos actores tan buenos y un planteamiento que prometía... pero me he equivocado.

La película es realmente pésima, no vale la pena ni destriparla. No funciona nada de nada, y encima le sobran muchos minutos, sólo la he terminado por honrilla. En fin, no pierdan el tiempo.

Todo gira alrededor del mundo de las apuestas y de sus consecuencias, tanto positivas como negativas. En esta película se ve este mundillo desde todos los aspectos que lo envuelven, el entusiasmo de acertar en los pronósticos y su consecuencia negativa al ser más ambicioso, llegando a la ruina en muchos casos. Nos muestra el momento cúlmine de éxito al que nos puede llegar a llevar pero también lo que puede llegar a hacer de forma negativa si se lleva de forma desmedida viendo como incluso puede destrozar familias y dejar a personas en las más absolutas de las miserias después de haberlo tenido todo.
Que decir del reparto que le da una categoría fabulosa a esta película que se podría catalogar más exactamente como drama y thriller con algunos toques de comedia

Realmente la historia merodea un drama de principio a fin; pero por un lado es un drama deportivo, típico de ya otras películas, curiosamente protagonizadas también por el gran Pacino, y por otro lado es una película para los devoradores del dinero, del negocio, tipo Wall street (con el mentor y el delfín de turno).
La mezcla de ambas ideas podía habernos ofrecido una película mucho más intensa y dramática, pero sin embargo, no acaba de centrarse nunca en nada, todo lo pasa muy por encima, y se centra demasiado en el personaje de Pacino (es cierto que en muchos momentos da la impresión de que es una película pensada para su lucimiento personal). No hay grandes momentos puntuales, nunca acaba de pasar nada, y parece que es una película de ida y vuelta. Personajes como el de Russo está bastante desaprovechado, y el de Armand Assante, cortado y olvidado (incluso si no hubiese aparecido, mejor, y la película habría durado un poquito menos). En fín, se salva por el reparto.

Dirigida por D.J. Caruso, el film gira alrededor de Brandon Lang (Matthew McConaughey), una estrella del fútbol americano retirada debido a una lesión y que para ganarse la vida trabaja en una línea caliente de consejos para apuestas. Allí conoce a Walter Abrams (Al Pacino), el cual le embarca en el (sub) mundo de los consejos para apuestas a lo grande.

El film nos viene a contar la típica historia de una persona que consigue ascender social y económicamente grácias a su falta de escrupulos morales, para que, una vez en lo más alto, su conciencia le obligue a tomar el camino correcto. El único mérito del film es saber rodearse de super-estrellas como Pacino, estrellas con ganas de estar en lo más alto, como Matthew McConaughey, y caras conocidas como Rene Russo.

Pacino viene a repetir el papel de perverso mentor (parecido, salvando las distancias, al del "abogado del diablo"), con los "tics" ya adquiridos de una interpretación que comienza a aburrir de verla en diferentes películas, y la falsa moralina y excesivo sentimentalismo echan a perder un film que deviene en rutinario, que no sólo no aporta nada nuevo al tema (no digamos ya a la historia del cine), sino que además es imposible quitarse la sensación de ser algo ya visto, pero con distintas caras.

No es con estos films con los que Pacino ha conseguido llegar a donde ha llegado, ni McConaughey llegará a donde se propone.