La asistente para los estadounidenses es esa persona casi invisible de las oficinas que hace el trabajo rutinario, servir el correo o café para quien lo pida, imprimir informes, mantener en orden la cocina o incluso hasta fregar los platos y tazas que se usen.

Kitty Green nos hace vivir un par de días en la piel de una mujer joven que ocupa el trabajo de asistente en una productora de cine, las desconsideraciones hacia este tipo de trabajo, especialmente por parte de los ejecutivos, pueden llegar a ser más que irritantes.

La presión laboral con las habituales amenazas veladas sobre un posible despido suelen ser tácticas habituales en directivos que sin ninguna ética ni moral presionan al máximo especialmente a sus empleadas.

Julia Garner es una excelente actriz aunque en este film está más que desaprovechada, la pretensión de vivir la realidad del trabajo de asistente se aproxima más a un documental que a una historia con una trama que quiere ser contada, se abusa en exceso de los silencios y de la falta de diálogos.

Vivir de forma permanente en un hotel deja de ser un lujo a los pocos días de estancia para convertirse en un pájaro enjaulado en una jaula de oro.

Las comodidades y el alto standing de una vida desahogada no siempre indican un estado de felicidad sin límites, bajo la superficie tranquila de las apariencias puede haber un alma atormentada envuelta en las turbulencias de una gran desazón.

Paolo Sorrentino aporta una visión distinta para una película inquietante, en la que el protagonista, serio, circunspecto aporta de forma reiterada silencios de lo más elocuente.

Desvela la verdad de la incógnita de un comportamiento casi robótico del protagonista muy al final del film con una historia demasiado increíble para adquirir tintes de verosimilitud que no compensa para nada la parsimonia del relato.

La guerra de Vietnam de infausto recuerdo para los ciudadanos americanos, solo les aportó innumerables muertos y heridos, supuso también un estrepitoso fracaso militar que ha quedado grabado con sangre en las páginas de los libros de historia.

Oliver Stone recrea fielmente las acciones bélicas de un grupo de soldados de Estados Unidos en las selvas fronterizas con Camboya y nos da la oportunidad de conocer el contacto humano entre todos ellos, confraternizando en las líneas de la retaguardia o defendiendo sus vidas en las hostiles selvas asiáticas.

Aunque la película con el paso del tiempo ha perdido parte de la fuerza que tuvo en su estreno por la proximidad temporal de los hechos reales, si resulta curioso ver muy jóvenes a actores ya consagrados como Charlie Sheen o Williem Dafoe.

Los detectives en la primera mitad del siglo XX eran un buen recurso, especialmente para muchos maridos y esposas, para poder hacer averiguaciones sobre el comportamiento de sus respectivas parejas.

El escritor Raymond Chandler tuvo la perspicacia necesaria para sacarse de la mano un detective mítico Philip Marlowe que garantizaba el éxito en todas sus pesquisas.

Un hombre valiente, capaz de saltarse la ley si podía avanzar en sus investigaciones, de complexión fuerte, mirada profunda, frio en sus movimientos y temperamento pero capaz y decidido para asumir situaciones de riesgo, socarrón, sin tacto ni diplomacia en sus expresiones y que mejor actor para llevarle a la pantalla que el bueno de Robert Mitchum que con su apariencia física y movimientos no debía de requerir de grandes esfuerzos para asumir el papel.

Dick Richards fue el encargado de llevar a la gran pantalla uno de los casos de este personaje acostumbrado a navegar entre garitos, casas de lenocinio y ráfagas de metralleta-

Sin embargo, aunque los actores y ambientación están muy bien conseguidos, el guion resulta poco claro y demasiado inconexo para poder seguir con nitidez toda la trama con lo que la película pierde gas como lo haría un globo pinchado.

En los momentos mas cruciales de las situaciones desesperadas algunos seres humanos pueden actuar más allá de lo que cabría esperar entendiéndose de ellos que es un acto de valentía o, por el contrario, pueden llegar a quedarse totalmente bloqueados y absolutamente vulnerables lo que les hará buscar de forma inmediata un refugio en el que poder guarecerse huyendo así de la posible confrontación asumiendo su acto como de cobardía.

Robert Rossen trata a fondo este tema en la confrontación entre mexicanos y estadounidenses a comienzos del siglo XX en las zonas limítrofes entre ambos países, entre unos desiertos inacabables y un cúmulo de sequedad y de polvo que no solo se eleva entre los soldados sino también sobre el propio guion haciendo que la marcha de la película que se haga monótona y reiterativa.

Solo salen indemnes un Gary Cooper ya algo mayor y una Rita Hayworth en dos papeles algo atrofiados en los que aún siendo dos enormes actores resulta difícil descollar.