Al calor de la noche

En mi opinión, salvando la magistral interpetación de Poitiers y de Steiger, es una de esas películas que envejecen mal. Se hicieron cientos de películas de ese estilo en la segunda mitad de los sesenta y en los setenta, y la mayor parte de ellas, en su argumento, recuerdan a cualquier episodio de "Starsky y Hutch". Vista hoy día, no aporta nada nuevo y suena a antigua. Desde luego, compararla con "Sed de mal", estrenada en 1958, me parece desproporcionado. "Sed de mal" es de las pocas películas de ese estilo que son eternas... Pero es que Welles es Welles, señores. No es Norman Jewison, con perdón del director de "El violinista en el tejado".

Un guión interesante muy bien llevado por el director. El resultado es un notable thriller policíaco en el que casi se concede más protagonismo a las tensiones racistas que a la intriga, no sabría decir si en beneficio o en detrimento de la película.

Un hombre del Norte se apea en la solitaria estación de Sparta, Mississipi. Llámenle Mr. Tibbs (Sidney Poitier), va bien trajeado y por eso llama la atención por ser de piel oscura en un lugar en que el único derecho a no permanecer callados es el de los blancos. Y ¿Qué hace un hombre de negro a las tres de la madrugada esperando el próximo tren que no saldrá hasta el mediodía? Esa es una de las preguntas formuladas en el interrogatorio del sheriff Gillespie (Rod Steiger) antes de darse cuenta de que Tibbs, que solo quiere ir a visitar a su madre, es Inspector de la Policía en Pennsylvania y que le será de gran ayuda en la investigación del asesinato de un influyente y progresista hombre de negocios perpetrado a la misma hora de su llegada.

Su participación en la investigación para hallar al asesino, despertará los recelos y la ira de los habitantes de Sparta, hecho que dará lugar a un turbulento cerco que se cierra sobre Tibbs e incluso sobre el resignado Gillespie. Pero antes deberán enfrentar sus diferencias y Tibbs tendrá que prorrogar su estancia en las hostiles tierras de algodón y ricos terratenientes que todavía tienen sometido a la población negra en condiciones de esclavitud.

Influyente thriller, y quizás el mejor de los trabajos dirigidos por Norman Jewison, un director no exento de polémica y con una filmografía repleta de altibajos en que destacan notables cintas como “F.I.ST, Símbolo de Fuerza” (1978), “Justicia para Todos” (And Justice for All, 1979) “Historia de un Soldado” (A Soldier´s Story, 1984); musicales reconocidos; “El Violinista en el Tejado” (The Fiddler on the Roof, 1971) y “Jesucristo Superstar” (1973) a películas más mediocres de la talla de “Solo Tu” (Only You, 1994) y “Bogus” (1995).

“En el Calor de la Noche” (además de formar parte de un excelente tema de Ray Charles Cantado en los créditos iniciales) consolidó la carrera de Sidney Poitier (que con su personaje de Virgil Tibbs protagonizó las secuelas “Ahora me llaman Señor Tibbs” (1970) y “El Inspector Tibbs contra la Organización” (1971)) y demostrada en otro film sobre prejuicios raciales, “Adivina quién viene esta Noche (Guess Who´s Coming to Dinner, 1967) estrenada en la misma época en que la población negra clamaba por los Derechos Civiles.

Una sociedad racista puede parecerse a cualquier cosa, pero jamás lucirá como una comunidad progresista. Observe, objetivamente, a una comunidad de este tipo… y notará, muy pronto, el ambiente gris, turbio, maquinador, plagado de dobleces e hipocresía, que le caracteriza. Pues, tiene que existir un gran rezago moral e intelectual, para seguir pensando que el color de la piel pueda determinar la dignidad de un hombre.

Entre los primeros puntos a favor de, <<EN EL CALOR DE LA NOCHE>>, está precisamente esa acertada visión del entorno que logra la señora Colbert -cuyo marido ha sido recientemente asesinado-, cuando llevada a la comisaría capta los improcedentes manejos que asumen el policía, Sam Wood (Warren Oates), y su jefe, Bill Gillespie (Rod Steiger). De ahí, parte su firme determinación de que sea, Virgil Tibbs (Sidney Poitier), el experto en criminología -cuya presencia es inicialmente forzosa tras un torpe procedimiento-, el que asuma individualmente el caso, pues no se adivina otro aire de competencia y transparencia en aquella Sparta (Mississipi), cuyo nombre pareciera recordar la vigencia, en los EE.UU. del siglo XX, de un estilo guerrerista, de alguna manera semejante al que se ejercía en la antigua polis griega.

Otro gran acierto de esta significativa historia, basada en la novela de John Ball y adaptada por Stirling Silliphant, es su capacidad de demostrar que, el racismo se asienta tanto y tan penosamente en una sociedad, que juega a veces en el sentido inverso y también los discriminados asumen actitudes donde condenan prejuiciosamente a aquellos que les discriminan... y cuando no hay alguien que aflore la sensatez que hace falta, esa sociedad va camino al caos.

En este sentido, la escena del encuentro entre, el señor Endicott y el inspector Tibbs (que se ha modificado por sugerencia -y exigencia- de Poitier, de que se incluyera en todas las copias de distribución hacia cualquier país), da cuenta de ese fenómeno, haciendo que el policía luzca matizado y debiendo reflexionar sobre aquella actitud en la que, antes que nada, pretendía preservar su dignidad.

El director, Norman Jewison, logra una sensible crítica social, reflejando el primitivismo todavía muy palpable en la sociedad norteamericana de los años 1960… y por deplorable proyección, en otras tantas sociedades. Con, Sidney Poitier, como el eficiente investigador, el personaje adquiere una fuerte dignidad que, quizás, doblegue la acérrima terquedad y la endeble moral del mastica-gomas jefe de policía al que, Rod Steiger, representa con absoluta sobriedad.

Lee Grant, como la señora Colbert y, Quentin Dean, como la lolita Delores, serán las mujeres que pondrán su particular cuota en un enredo social en el que prima el machismo, y donde el atraso ideológico y la obnubilación mental, parecen ser las principales causas de todas las desgracias que por allí suceden.

Empaña un poco el filme, la muy directa y repetida manera como se publicitan las aguas perforavientres, pero creo que, Jewison, nos ha dado un filme maduro y bien importante.

Título para Latinoamérica: <<AL CALOR DE LA NOCHE>>

Me ha sorprendido encontrar este thriller policiaco, pero mucho más no haber leído nunca antes una crítica sobre el mismo y descubrir que fue galardonada con tantos premios, incluido el Oscar a la mejor película en el año 1967. Una denuncia sobre la discriminación racial hacia los negros y un retrato social del sur de los Estados Unidos de la época que describe un relato muy ameno de seguir, y una interpretación extraordinaria. Le daría una calificación superior al 8,5 pero se me antoja injusto tener que elegir entre el 8 y el 9, así que me decido por el 9. Digna merecedora