Clerks II

Creo que Clerks 2 se mantiene en la línea de la primera. No es una gran película, pero te entretiene y consigue arrancarte unas sonrisas de la cara.
Al puro estilo de Smith, tiene algunos dialogos ingeniosos y algunos no tanto, pero se deja ver. Se recomienda haver visto la primera parte, no porque siga un argumento sino porque te reiras más cuando hagan referencia a algo que salió en esta.

A destacar: Rosario Dawson mientras baila.......dios mío que mujer!!!

Después de ver (tragarme, mejor dicho) "Jersey Girl", pensé que el amigo Kevin simplemente había tenido un tropiezo, que le había apetecido hacer un pastel de película y que pronto volveríamos a descojonarnos con él. En serio, esperaba esta secuela con entusiasmo.

Bien, no voy a lanzarme a maldecir como me pide el cuerpo, me limitaré a enumerar una objetiva lista comparativa entre la primera y la segunda parte:

1) Los numerosos y entrañables clientes peculiares que alegraban el QuickStop son reemplazados aquí por un (supesto) megafriki llamado Elias, el cual, en una deliciosa ironía del destino, resulta el equivalente a Jar Jar Binks en esta patética secuela. En serio, hacía tiempo que no veía a nadie con tan poca gracia. Pero claro, necesitaban un compañero para Randal mientras Dante se dedicaba a moñear en...

2) La más tópica, predecible y pastelera historia de amor jamás rodada (sí, peor que "Jersey Girl"; al menos eso era un pastel reconocido de principio a fin, sin pretensiones de comedia gamberra como esta basura). Las conversaciones de pareja con química y naturalidad seguidos de broncas a cuento de cuántas pollas ha chupado según quién ya no están de moda.

3) El "argumento" (más allá de la historia de amor de marras) consiste en una serie de discusiones frikis (lo friki gusta, ya se sabe) que todas juntas no tienen la mitad de chicha que la conversación original sobre los trabajadores autónomos que trabajaban en la segunda estrella de la muerte. A esto se le llama no servir ni para autoplagiarse.

4) Jay y Bob (por cierto, llamando a su humor, ¿dónde coño está?) pasan de ser unos camellos indeseables que Dante y Randal no saben cómo quitarse de encima,a ser sus mejores amiguitos.

5) La banda sonora viene a ser la de "Jersey Girl" con otra carátula. Es decir, canciones pop que sirven de fondo a interminables planos de transición en los que los personajes miran al vacío y reflexionan sobre sus vidas al más puro estilo culebrón, en otro lamentable ejemplo de cuán bajo ha caído este antaño entrañable gordinflón. No es descabellado buscar paralelismos con Santiago Segura en el cine español (para los más jóvenes, aclararles que Segura, al principio, muy muy al principio, tenía gracia). No, aquí no hay punk rock ni "berserker". No hay más que música de mierda.

6) La gran discusión final (con ostias incluidas) entre Dante y Randal se sustituye por un soporífero, obvio y reiterativo diálogo que hace que desees que acabe ya, por favor, que acabe. No, Jay, no hagas una coñita intentando animar el asunto. Simplemente que se acabe.

7) Los cameos de amiguetes de Smith ya son en plan "venga, voy a salir un par de minutos en la peli del puto barbas para que se calle"... en serio, déjalo ya. No hacen gracia. Ya no.


En fin, voy a borrarme del cerebro el recuerdo de haber visto esto y seguir considerando "Mallrats" la segunda parte de "Clerks", como siempre fue. Buenas noches.

Kevin Smith vuelve, para deleite de todos, a ser el que era; y es que esta es su mejor película desde que alcanzó la cumbre de su cine allá por 1997 con la excepcional "Persiguiendo a Amy".

Siguendo con el espíritu de su predecesora, esta película conserva ese toque irreverente y ácido que no sólo abarca las "coñas" ideadas por Smith, sino también los ingeniosos diálogos y las descabelladas situaciones (estoy hablando del burro) que desafían cualquier tabú social.

Por último, resaltar el cariño con el que se trata a los personajes a los que es imposible no amar después de tantos años. Jay y Bob siguen con sus características (y desternillantes) gilipolleces, mientras que Dante y Randall alcanzan el culmen de su amistad en una escena profundamente conmovedora y tras la cual no pude hacer otra cosa que elevar esta película a la categoría de notable.


Ojalá Kevin Smith sea fiel a este estilo y nos proporcione más alegrías como esta.

Tanto los “gags” como las situaciones en sí pueden desagradar o dejar con una sensación de vacío a cualquiera.
No obstante, el punto final y lo que hace que le otorgue tan notoria puntuación es la reflexión que contiene el film; las dudas, las disputas, los diálogos y las crisis existenciales a las que se enfrentan los protagonistas ante un escenario caótico, a veces grotesco y sobre todo “friki”. El tabú, la amistad, el amor, todo puesto a la parrilla de un modo nada convencional y realista.
Algo muy propio del maestro Kevin Smith.

El supermercado donde Dante y Randal laburan, espacio único situado en Nueva Jersey en el que se desarrollaba Clerks, se ha incendiado. Con los treinta años más que cumplidos, nuestros freakies protagonistas deberán buscar un nuevo empleo, por lo que comenzarán a trabajar en una hamburguesería llamada Mooby’s. Aunque ambos continúan manteniendo conversaciones deslenguadas y presenciando, junto a los secundarios Jay y Bob el silencioso, situaciones absurdas, un gran cambio se avecina en sus vidas: Dante va a mudarse a Florida para contraer matrimonio con una guapa rubia de familia acomodada.
Dado el sonado fracaso de las dos últimas películas de Kevin Smith, cabe pensar que tras esta secuela nos hallaremos ante un burdo e innecesario intento de revivir viejas glorias, pero su visionado negará dicho prejuicio. Sin ser tan espontánea y original como la primera parte, Clerks 2 es una película divertida y ocurrente, un canto gamberro a la amistad imperecedera y un alegato a favor de todos aquellos treintañeros que nos negamos a crecer, al menos de la forma comúnmente estipulada.