Fuego

Podía ser un buen thriller psicológico acerca de un personaje que oculta su verdadera identidad, se gana la confianza de sus víctimas y cuyas intenciones no son nada halagüeñas, pero se queda en el esbozo, el material dramático no está desarrollado.

Coronado es el actor perfecto para este tipo de conductas varoniles, pero la película deja mal sabor de boca porque dicha venganza finalmente no se consuma y porque da la sensación de que desaprovecha sus cartas. Si el atentado final iba a ser fallido podrían haberse recreado más en lo que es el proceso de la seducción y manipulación, dejando un par de 'jugadas maestras' para entretener a la audiencia.

La película trata sobre un alto funcionario de los Cuerpos del Estado (Coronado), contra el que atenta ETA, pero solo logrando matar a su mujer y dejar lisiada a su hija. Doce años después, Coronado emprende un viaje al País Vasco con la intención de cargarse a la mujer y dejar paralítico a su hijo con Síndrome de Down, ojo por ojo. Todo eso sin decir nada a su hija, claro está, dejando a un inmigrante polaco sin familia para que la cuide, 'ahora y cuando no esté' a cambio de un sueldo de por vida. Al polaco este lo interpreta un actor español y en un intento para que parezca simpático e inocente, pero a mi me resulta repulsivo y un poco (por no decir mucho) idiota. Cuando parece que la trama de esos dos se va a hacer mínimamente soportable, llega el cierre con otro chiste fácil y una escena de lo más insustancial.

Entra en juego una policía, una vieja pretendienta, mujer por la que Coronado iba a dejar a su esposa en la época del fatídico atentado, la cual empieza a sospechar y averigua que la tía con la que Coronado se está viendo fue la pareja del que puso la bomba y simpatizaba con la causa de su marido por aquel entonces (ahora se ha desvinculado y no quiere saber nada). Pero Coronado es un hombre destrozado que vive por y para consumar su venganza (obviamente en secreto, aunque alguna pista deja, como el libro supuestamente no autobiográfico que encomienda traducir al vasco a su victima, ese el señuelo que elige para acercarse a ella; luego la acaba enamorando, él es un tío apuesto, con pasta, ella una mujer sola, con un hijo discapacitado... la historia se escribe sola) y ya no está para esos trotes, aunque una noche de pasión vemos que le saca prácticamente a la fuerza. [Cabe reseñar que voy observando que en esto del cine cuando alguien (habitualmente hombre) propone a otra persona (habitualmente mujer) traducir un texto en realidad busca cualquier otra cosa que os podáis imaginar menos la traducción de ese texto, siempre es la excusa perfecta para otro propósito.]

Me hizo gracia que la mujer, o bueno, ex-mujer del terrorista hace el comentario que tengo por título de la crítica acerca de la obra de Coronado (que por otro lado más autobiográfica no podía ser). Y en efecto, lo que escribimos es un buen indicador de nuestra salud mental.