Smoking Room

Puede parecer la típica españolada, pero 'Smoking Room' es una de tantas películas donde su verdadero éxito reside en lo más profundo de sus diálogos. Es una, como califico yo, de "bla, bla, bla", sin embargo sus diálogos emanan frescura, inteligencia y realismo donde conectan perfectamente con el espectador desde el primer minuto, todo ello en el marco de unas interpretaciones a la altura que el guión requiere.

La historia se centra en el actor Eduard Fernández, quien interpreta a un contable de una mediana empresa, que harto de echar el cigarrillo de la mañana en las álgidas calles de su ciudad, recauda firmas de sus compañeros para que conviertan un cuarto de dos metros cuadrados en desuso, en una sala para fumadores, o lo que es lo mismo y suena más americano, una "Smoking Room".

Desarrollada en la mayoría de su proyección mediante conversaciones de cinco o seis minutos (casi siempre entre dos personas) en el que, o bien se trata el tema del tabaco, de sus situaciones personales o del puesto de trabajo en sí. De todas ellas con la que me quedo es la de la azotea entre Eduard Fernández y Antonio Dechent. Sinceramente pienso que si así de nobles, carismáticas, realistas y -por qué no- divertidas fueran todas las escenas, estaríamos hablando de una película de diez sobre diez. Lo peor es lo que a priori creía que era lo mejor, Juan Diego. Su historia es banal, insulsa e innecesaria haciéndome aún dudar de qué iban sus conversaciones con el jefe de la empresa.

En resumen; una dirección notable, unas interpretaciones creíbles y un guión sobresaliente convierten a 'Smoking Room' en una película llevadera, entretenida con la que me he llevado una grata sorpresa y que en sus entrañas esconde una brutal crítica a la insolidaridad y a las marginaciones laborales.

Película necesaria en el cine español, me explico, una película tan coral, tan pequeñita en cuanto a presupuesto y tan sencilla en cuanto a su planteamiento, recordemos que el protagonista pide una sala para fumadores y la película se basa simplemente en eso, apoyándose casi exclusivamente, en unas interpretaciones que son notables para todo el reparto y sobresalientes para Dechent, Fernández y Morón, consigue de forma casi unánime, el éxito en cuanto a critica.

Como muchos usuarios remarcan esta película se puede hacerse larga, es evidente, no pasa nada realmente importante durante el metraje, pero personalmente es una película muy entretenida, con una carga social, que aunque pueda resultar poco profunda, es bastante interesante, se explican muy bien las inseguridades de los personajes y como les afecta en lo mas primario.

Smoking room, debe ser vista por cualquier amante del cine, aunque, si bien no es una obra maestra, es una gran película que seguro que atrapara a mas de uno.

A esta película, el dicho de "el hambre agudiza el ingenio" (o la escasez de presupuesto agudiza la creatividad) le viene como anillo al dedo. Sin un duro, Wallovits y Roger Gual han creado un film con mayúsculas, una obra reflexiva que nos descubre el oscuro mundo de la presión laboral, la falta de libertad de expresión y la corrupción de profesionales de alto standing. Encabezados por Eduard Fernández (actor inmenso), el reparto está en estado de gracia, yo me quedo con las actuaciones de Antonio Dechent y Manuel Morón.
Smoking Room no pone las cosas fáciles al espectador: hay innumerables planos fijos donde el verdadero protagonista es el diálogo, y donde parece que el objetivo primordial del actor de turno es desglosarse en un currante anónimo, que al hablar tenga fallos de expresión o que repita palabras a la hora de argumentarse, tal y como hablamos en la calle, en la vida real. Por eso me encanta Smoking Room, por su cercanía y cotidianidad, aunque el pulso de la cámara desgaste al espectador y la atmósfera de la peli sea sumamente austera, este film brilla por su guión y por sus actores. Además, siempre es recomendable ver una peli protagonizada por Eduard Fernández.

Película que refleja a la perfección una situación determinada: su inicio, su desarrollo, su evolución, y su desenlace. Contada de una manera realista, con unos personajes muy bien recreados, con una evolución de los acontecimientos magnífica, unos diálogos buenos, trabajados, y además todo ello acompañado por unas interpretaciones excelentes, especialmente la del actor protagonista.
Para descansar un poco de tantos efectos especiales, una dosis de realidad, una buena película sobre un tema que nos concierne a todos, no viene mal.
Palomitas y... ¿cigarro?

Una película realmente impresionante, tanto por la trama, sencilla pero que consigue inquietar y atrapar al espectador desde el principio, como por las interpretaciones magistrales de todo el reparto. Cada personaje representa perfectamente a un tipo social: el luchador, el sinvergüenza simpático, el trepa, el oscuro y gris oficinista con ambiciones ocultas, el friki. el corrupto, el pirado. Es una bomba de relojería, la misma bomba de relojería que llevamos cada uno de nosotros dentro y que a veces parece a punto de estallar.

Quién no se ha visto en alguno o en varios de esos personajes o ha reconocido a otros? Quién no ha visto o ha sentido sobre él esa rabia, ese odio a duras penas contenido, ese miedo?

No le doy más puntos porque algunos diálogos me parecieron pesados, demasiado largos y que aportaban muy poco al conjunto. Daban la sensación de minutos de relleno. Por lo demás, una película muy interesante y altamente recomendable.