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Juana la Loca

Drama. Romance Isabel la Católica (Susi Sánchez) envía a su hija Juana (Pilar López de Ayala) a Flandes para que se case con Felipe el Hermoso (Liotti). Se trata de un matrimonio de carácter político que sirve para sellar y garantizar una alianza dinástica entre los Reyes Católicos y el emperador de Alemania Maximiliano I, con el fin de aislar a Francia. Siguiendo la misma política, se había concertado el matrimonio de Catalina y Enrique VIII de ... [+]
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Críticas 43
Críticas ordenadas por utilidad
4 de abril de 2007
13 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vicente Aranda es uno de mis directores españoles favoritos, y si tuviera que quedarme con una película de él para decir que es la mejor, eligiría sin duda alguna ésta: "Juana la loca". Todo en este filme es perfecto: los vestuarios, las actuaciones, los diálogos, el guión, los decorados... Todo, absolutamente todo es maravilloso. La primera vez que vi la película, recuerdo que me atrapó desde el primer momento, porque está muy bien contada la historia, y eso gana muchos puntos. Al estar tan bien narrada, es fácil que la entiendan incluso chavales jóvenes que no sepan nada de la historia de España, y de esta forma, aprenden un poquito de ella. En fin, una magnífica peli que merece ser vista por todos, no una sola vez, sino varias veces, y echarle así un vistazo de vez en cuando.
SENEN
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3 de marzo de 2010
12 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Triste fue el destino de aquella reina infeliz, traicionada, objeto de conspiraciones, abandonada por todos a los que había amado.
Ella nació en la familia equivocada, en el momento erróneo tal vez. Porque le cayó encima la losa de una realeza a la que su espíritu no la inclinaba, y porque era demasiado fogosa, demasiado entregada e inconformista, en unas circunstancias que le exigían mesura, decoro, estoicismo, sangre fría y resignación. Pero ella no sabía ser más que una mujer obsesivamente enamorada. Cedida en matrimonio por alianzas territoriales (que era lo que se estilaba en las monarquías europeas), tuvo la suerte y la desgracia de caer en un flechazo fulminante con su consorte, el archiduque de Austria, Felipe de Habsburgo. Suerte, porque no eran muchas las princesas y reinas que conocían las mieles del amor matrimonial. Desgracia, porque aquel amor la condenó a un tormento sin fin.
La pasión sexual chisporroteaba entre los esposos, así como los choques y las trifulcas a causa de los celos fundados de Juana. Un amor-odio que quemaba y que consumía a la joven en una hoguera de deseo, y a Felipe en una oscilación entre la irresistible fogosidad de su mujer, la rebeldía contra su excesivo afán de posesión, los intereses en cuanto a la sucesión al trono de Castilla, y quizás cierta pena por el daño constante que le causaba con sus infidelidades, que debía de ser tambien algo de mala conciencia por el plan que iba a ejecutar con el consejo y apoyo de lenguas bífidas y ambiciosas, entre ellas la de su suegro, Fernando el Católico.
El cerco se cerraba en torno a aquella mujer de admirable fortaleza física pero muy vulnerable psíquicamente. Aunque habría que ser muy fría, dura de corazón y sobria de mente para permanecer incólume cuando tus padres te envían a los dieciséis años a un país desonocido, a casarte con un completo extraño, a una corte hostil donde te rodean personas infames que se ríen en tu cara porque estás más enamorada de lo que permiten las leyes humanas y divinas, dedicas tu vida a ese sentimiento y él no te corresponde, te traiciona y te humilla delante de toda la corte. Delante de todas las miradas que sólo se fijarán en tus actos desesperados porque el ser que más amas en el mundo es el que más dolor te causa.
La confabulación estaba servida en bandeja. Los conspiradores hicieron eco de lo que les interesaba, o sea, divulgar el comportamiento nada protocolario de la reina de Castilla.
Ahí se gestó su cárcel. Aunque en verdad se había gestado desde el momento en que vio por primera vez a su Felipe el Hermoso.
Vicente Aranda por una vez hizo cine mínimamente decente y Pilar López de Ayala se lució como una actriz de talento, poniendo rostro y entrañas a una de las soberanas más infortunadas sobre la faz de la tierra.
Ella cometió el delito de ser más mujer que otra cosa, de dejarse invadir por los sentimientos más intensos.
Y es que a veces el mayor delito es amar demasiado.
Vivoleyendo
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8 de noviembre de 2010
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que me corrija alguien si me equivoco pero esta es la cinta más valorada dentro del cine histórico español. Un 6.1 en filmaffinity y un 6.6 en IMDB la avalan. Notas nada desechables si tenemos en cuenta que generalmente nuestro cine suspende en esa categoría.

Mi crítica está plagada de Spoilers que amablemente os pongo en la parte de abajo pues así me lo han socilicitado:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kujavi
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15 de octubre de 2009
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos recordamos a Pilar López de Ayala en la mítica serie de adolescentes "Al salir de clase", pues la verdad, en una taquilla debería haberse quedado encerrada.
No aporta nada, no me dice absolutamente nada su pésima actuación. Vicente Aranda la vio mona, con cierta cara de atormentada y le colocó un papel que le viene grande. No recuerdo yo una película sobre la historia de España que me haya cautivado, en la que yo saliera contento, la verdad es que no.
Los discrusos, a veces, no se ajustaban a la época histórica y el morbo del sexo se encumbra de nuevo para darle algo de vidilla a una película que te deja indiferente y que te enseña pocas cosas. Unos datos que puedes encontrar en cualquier libro de texto de secundaria. Creo que mis alumnos saben más de ese período que los que vieron la peli.
Saludos cordiales.
Wagner
WAGNER
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11 de febrero de 2016
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el llamado “Cine histórico”, la historia pasa siempre a través del filtro de unas propuestas cinematográficas que definen el producto que llega al espectador y dentro de las cuales también puede situarse la propia personalidad del cineasta que dirige la película. De este modo, Aranda no parece interesado por la historia social o económica de la época, mientras que la historia política se sitúa como tenue telón de fondo casi en exclusiva remitida a la voz en “off” que va jalonando el relato, o a ciertos momentos que contribuyen a puntear el núcleo esencial del film, que no es otro que: La relación amorosa entre Juana de Castilla y Felipe de Habsburgo. Por lo tanto, la trama se centra principalmente en una relación que deriva hacia las formas del melodrama amoroso.

Aunque se inspira en la pieza de Tamayo y Baus que diera origen a “Locura de amor”, la célebre película de Juan de Orduña, este trabajo de Vicente Aranda se distancia, tanto en el tono como en la estética de aquellas viejas producciones de Cifesa realizadas a mayor gloria del imperio. “Juana la loca” ofrece una mayor naturalidad, un mayor realismo, visible desde la misma elección de sus localizaciones hasta la mayor carnalidad del tempestuoso amor retratado. También los actores son mucho más jóvenes, en consonancia con la auténtica realidad de la época. Fiel a su peculiar universo de pasiones desaforadas y sexualidades encendidas. Aranda muestra explícitamente la pasión y la obsesión de Juana por su infiel esposo, dibujando su presunta locura como un modo de plasmar y llevar al límite la pasión amorosa.

Lo que Aranda nos cuenta, con pulso maestro, dignificando el cine mientras otros lo degradan, es la desgraciada vida de una mujer (casi una adolescente) que es enviada por la reina Isabel la Católica a Flandes para que contraiga matrimonio con Felipe el Hermoso, en un enlace de conveniencia destinado a promover una estratégica alianza dinástica entre los Reyes Católicos y el Emperador Maximiliano. Felipe se revela como un marido irresponsable, mujeriego y vividor. El amor apasionado que Juana siente por él propicia unos continuos ataques de celos que deterioran su vida conyugal desatendiendo sus asuntos de estado, azuzada por las intrigas palaciegas que se tejen a su alrededor. Si el italiano Daniele Liotti resulta algo frío e inexpresivo como Felipe, Pilar López de Ayala encarnando a Juana compensa con creces esa deficiencia, con una interpretación portentosa y llena de energía, sencillez y naturalidad en este convincente fresco histórico que alberga al menos unas cuantas escenas memorables.
Antonio Morales
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