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Los amores imaginarios

Romance. Drama En Montreal, tres amigos íntimos se ven involucrados en un triángulo amoroso. Marie (Monia Chokri) y Francis (Xavier Dolan) conocen un día a Nick (Niels Schneider), un chico recién llegado del campo. Pronto empieza a surgir entre ellos un vínculo sentimental. (FILMAFFINITY)
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Críticas 34
Críticas ordenadas por utilidad
16 de noviembre de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Xavier Dolan es uno de los directores más prometedores del momento, al menos, en mi humilde opinión. Que con solo 21 años dirigiese, protagonizase y dirigiese este film es solo la punta del iceberg. Es digno de admirar, de imitar y de envidiar.

Pasando por el argumento, la fotografía y los planos, es sublime, demasiado. No me ha decepcionado, desde el primer al último segundo - el final es probablemente de las cosas que más me han gustado de toda la película -.

No hablemos de su trabajo global porque Laurence Anyways es una de mis películas favoritas, pero esta en concreto es para quitarse el sombrero. Ya estoy pensando en verla de nuevo.

Magnifique.
ramenluvwithu
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27 de noviembre de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Xavier Dolan-Tadros es un director joven pero no por ello con mal gusto; y esto lo demuestra muy bien en esta cinta "Los amores imaginarios" en la que cuenta la pasión de dos amigos por un tercero que no les corresponde, y como los celos se apoderan de ellos.
La importancia de Xavier por unir la historia con diferentes elementos como conversaciones de gente que no sabemos quienes son, la utilización de la iluminación colorida en las escenas de sexo o la misma música para anunciar las cosas recuerdan un poco, pero con menor soltura y menor control a Wong Kar-wai en películas como por ejemplo "2046". Aún así se nota que a este director canadiense le falta fuelle pero que obviamente promete.
"Los amores imaginarios" es una película muy recomendable para los amantes del buen cine, que no solo disfrutan con una buena historia sino también con los pequeños detalles que hacen que te enamores más cada minuto.
PeterMend
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5 de agosto de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Justo un año después de su debut con "Yo maté a mi madre", el canadiense Xavier Dolan dirigió una película acerca del amor a los veintipocos. Ya en su primera película trató el sentimiento amoroso en la adolescencia y luego lo haría en una edad más madura, a los treinta, en "Lawrence anyways", por lo que sus tres primeros films formarían una trilogía.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Joe Diaz
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21 de enero de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es la tercera película que veo de este joven director, el cual posee un estilo muy personal, con ciertas semejanzas al estilo de David Lynch y su “Terciopelo Azul”, y con pinceladas del estilo de Pedro Almodóvar.

Si esperáis una película con una historia trabajada narrativamente y con grandes diálogos, no la veáis porque os vais a sentir defraudados. Xavier Dolan busca más profundidad en la estética, en lo visual, en los planos, en la cámara lenta, luces y colores, con unas sorprendentes BSO, y con abuso de escenas tipo vídeo clips. Es el típico director que sería ideal para hacer anuncios.

Se acerca más a lo poético que a lo narrativo, y este estilo te puede gustar o te puede horrorizar, a mí personalmente me parece que todo lo que veo suyo es ARTE CON MAYUSCULAS y es un estilo eclíptico que me fascina y me encanta. Pero para gustos colores, y por ello entiendo que sea una película que también pueda aburrir hasta a las ovejas.
En sus películas las historias se dejan más deducir o intuir con miradas, planos y luces, que con diálogos. Si eres intuitivo disfrutarás mucho la película con sus imágenes, con sus pequeños detalles visuales.

La película nos cuenta la historia de dos amigos (un chico gay sensible y una chica heterosexual intelectual), que se sienten fascinados por un amigo con aspecto querubín. Este querubín resulta ser una especie de Querelle o Casanova, hermoso, ambiguo, seductor, despreocupado, caprichoso, inconstante y voluble, que juega con ellos sintiéndose querido y deseado, sin importarle las consecuencias.
Ambos amigos entran en el juego de la competición, creándose una especie de pique entre ellos para ver quien consigue llamar más su atención, y llevarse el gato al agua.
“Amores imaginarios”, quizá porque ambos amigos se enamoran del amor, basan todo en una idealización, atribuyendo al objeto de su amor características que quizá no tiene, pero no se trata de un comportamiento patológico o infantil, ya que el querubín los ha dado pie con su ambigüedad a hacerse ilusiones. Ellos aman de verdad, el querubín solo se distrae, y se puede deshacer de ellos en cualquier momento, como el niño que se cansa de un juguete roto. Yo la habría llamado mejor “Amores negados”.

Las interpretaciones son correctas, incluida la del propio director que asume el papel protagonista. La BSO es extraordinaria, incluyendo el mítico BANG BANG de Dalida de los 70s.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
raul22
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22 de junio de 2013
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que puedo recordar con claridad que cosas pasaban en marzo de 1989, al menos en lo cinematográfico. Las amistades peligrosas, Rain Man o Armas de mujer entre otras llegaban a los cines, y yo por fin me empezaba a interesar por películas no exclusivamente juveniles (estupendas durante la década de los 80, por cierto). Parece que fue ayer. Entre tanto en Montreal, Canada, nacía un niño al que llamaron Xavier. Hoy el niño, de apellido Dolan, tiene 24 años y tres películas dirigidas, todas ellas presentadas en Cannes, y un prestigio creciente entre la cinefilia más selecta. Qué bien aprovechan algunos su vida y que mayor soy.
Mi primera toma de contacto con su cine ha sido con Los amores imaginarios, su segunda película. Y no se si ha sido la mejor manera de empezar. Se que no voy a ser original en lo que voy a decir, pero es cierto lo que dice la gran mayoría del público ante esta película. La influencia de Almodóvar y, sobre todo, Wong Kar Wai es clara, palpable y bastante molesta, sobre todo por mal asumida.
Los amores imaginarios cuenta la historia de dos amigos, chico y chica. Él gay y moderno, ella muy chic y con un toque vintage. En realidad ella parece la hermana (muy) mayor de él, pero eso es una apreciación mía sin demasiada importancia. La cosa es que en una fiesta, chic y moderna (que tal vez signifiquen lo mismo), ambos conocen a un tercer chico. Rubio, guapo y rebosante de carisma, el chico atrapa bajo su influjo a la peculiar pareja, ambos muy necesitados de atención y cariño, o lo que viene siendo sexo con amor (sin amor ya lo tienen). Nunca queda claro si el chico es hetero o gay, pero se deja querer por los dos, sembrando un mar de ilusiones, dudas y desengaños que se resolvera cuando el chico decida al fin con quien quedarse.
Parece ser que Xavier Dolan no confía mucho en la entidad de la historia que nos está contando, ya que la única forma qu encuentra para darle cierta relevancia es abusar de un esteticismo heredado de WKW, pero que en manos de Dolan se revela vacío y gratuito. Si en el director asiático los encuadres, los ralentis, la selección músical o la cuidada gama cromática que acompaña a sus historias tienen un fin dramático y complementan a la perfección esas historias (en sus mejores películas), en Los amores imaginarios todo esto solo sirve para ocultar la escasa relevancia de un relato que es bastante menos de lo que pretende aparentar.
Esto no quita para que la mayoría de las imágenes, o la construcción de secuencias completas estén impecablemente resueltas en sí mismas. Esteticamente es obvio que resultan atractivas, y si encima se acompañan de la preciosa canción Bang Bang de Dalida la película puede resultar bastante aparente. Otra cosa es que este esteticismo funcione como elemento dramático dentro de la historia.
Y es que colorines aparte, ninguno de los personajes de Los amores imaginarios consigue traspasar la pantalla. Sus inquietudes, sus soledades, sus ilusiones y sus decepciones son de diseño, nada realmente auténtico. Es cierto que la resolución del imaginario triángulo que conforman los tres protagonistas seguramente sea lo mejor de la película, y el único momento en el que los personajes, los tres, dejan ver algo más allá de su impoluta fachada. Pero para entonces ya es demasiado tarde para recomponer todo el recorrido del relato.
Obviamente detrás de Xavier Dolan hay un cineasta en potencia, pero al menos por lo visto en esta segunda película, tiene que pulir muchas cosas, y tiene que encontrar su propio camino. Habrá que ver sus otras dos películas para certificar, o no, esta opinión.
ernesto
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