Haz click aquí para copiar la URL

Caníbal

Drama Carlos es el sastre más prestigioso de Granada. Un hombre respetable. Sus pasiones son el trabajo y sobre todo la comida, pero no come cualquier cosa: se alimenta de mujeres desconocidas, con las que no tiene ningún vínculo emocional. Esa situación cambia el día en que conoce a Nina, una joven rumana que busca desesperadamente a su hermana gemela, que ha desaparecido hace unos días. (FILMAFFINITY)
<< 1 3 4 5 10 21 >>
Críticas 101
Críticas ordenadas por utilidad
1 de mayo de 2014
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la mesa no se habla con la boca llena. Así oirán mejor y el sabor inundará toda la boca.

Oigan el cuchillo tocar el plato al cortar la carne, al tenedor cuando golpea los dientes si hay ansia por comer, ese ruido ahogado y monótono al masticar y después tragar, oigan la puerta de madera de la sastrería abrirse y cerrarse y abrirse de nuevo por la mañana, la tijera rasgando la tela, la tijera rasgando la piel. Los pasos sobre el adoquinado de Granada en Semana Santa. Las muertas.

Oigan el frío de la sierra caer de un golpe seco sobre la nuca de la ciudad, que mueve el silencio.

Los silencios en esta película son elegantes, no discretos, elegantes. A mí me gusta contemplar a ciertas personas cuando comen; el movimiento de sus bocas al masticar, los labios juntos en gesto serio, los ojos concentrados en el placer por la comida...Elegantes. Antonio de la Torre me ha recordado todo eso pues al mirarle he disfrutado de sus gestos y, a su vez, yo también he degustado este plato en silencio y con gesto serio. Thriller al Fincher como entrante, un Truffaut poco hecho después y un interesante pastel sueco de postre, no recuerdo su nombre. Sabroso, ligero, el café rubricó la comida y derritió la nieve.

Tengo que decir, no obstante, que algo me produjo acidez esa noche tras la digestión. Bueno, y también que encontré un vello púbico en el pastel.

Pero eso para un cinéfago es una pepita del mejor chocolate negro.
Rick Blaine
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
30 de octubre de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película de Martín Cuenca tenía todos los mimbres para haber sido una de las películas clave en la filmografía española: una buena historia, un actor de lujo ( de la Torre, magnífico), un marco estupendo ( esa solitaria cabaña de Granada y ese piso lúgubre), un personaje central más que interesante, una poderosa narración visual, una gran fotografía. Sin embargo, el resultado es gélido. No hay pasión, no logra transmitirme ni tensión ni miedo ni desasosiego. Nada.

Es una película que se limita a seguir al personaje principal pero sin ahondar en su psicología. Solamente se nos describe situación tras situación de manera muy puntillosa y recalcando mucho cada paso y movimiento de este caníbal. El único contrapunto interesante es la aparición de Nina que es verdadero eje al fin y al cabo de la película. Es en el único momento (exceptuando el inicio que es excelente y logra una gran tensión muy en la línea de los Coen) en que la película se vuelve un poco amenazante pues Olimpia Melinte logra transmitir algo que la película no logra: alma.

Es una pena, porque podría haber dado para un potente y retorcido estudio psicológico y haberse convertido en la Obra Maestra que no es.
cinefilo1969
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
10 de febrero de 2014
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Caníbal es una película que dice más con sus silencios que con sus diálogos, es una película oscura y tenebrosa, con una bella e inquietante fotografía, con una intimista y cuidada dirección de Martín Cuenca y con una interpretación de Antonio de la Torre absolutamente inolvidable.

Veo Caníbal como una especie de cuento de fábula infantil que nunca podrías contar a un niño.

La escena final me da pavor, me pone los pelos de punta.
SergioHache93
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
28 de febrero de 2014
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Manuel Martín Cuenca nos presenta una película gélida y rígida ambientada en una ciudad con encanto propio. Carlos es un reconocido sastre que vive en Granada, todos sus clientes están contentos y son fieles a sus servicios, es un hombre reservado, pulcro y atento. Pero como todos, esconde una cara que pocas veces deja ver. Su mayor afición dejaría bastante que desear a todos aquellos que la conocieran; le gusta comer mujeres. Con los años ha creado cierta impotencia ante la figura femenina y ha comenzado a satisfacer sus necesidades carnales con eso precisamente, con carne.

Puede que una de las mejores cosas de la película sea lo mismo que me enganchó una vez me puse a verla. La primera escena es una maravilla y no requiere más que una gasolinera, un par de coches y una pequeña cabaña en la montaña. El ambiente inicial es electrizante, huele a suspense desde las primeras imágenes y extiende ese rastro a cada kilómetro que avanzan los coches. Un momento en el que el director da rienda suelta a su perspicacia y desarrolla su potencial, siendo capaz de presentar a un personaje de tal manera que esa escena marcará el resto de la película. Nos muestra su carácter escrupuloso pero también su bestia interior. La suavidad y sensualidad de las bellas curvas de una mujer tendidas sobre la mesa, chocan con ira descontrolada de las primeras gotas de sangre que recorren la mesa para caer a un cubo...

Después llega un fundido a negro -uno de tantos- y la marcha de todo decrementa de manera considerable y se avalanza sin demasiada preocupación hacia el lucimiento de los artistas que participan en ella más que hacia la propia razón de la película. Lo que antes sorprendía se transforma en una sucesión monótona de imágenes que no terminan de conectar con la historia. La sensación de no contar nada pero hacerlo con calidad sorprende tanto que al final ni la propia película mantiene las ideas claras sobre cuál era su leitmotiv o su propósito. La indecisión crea bifurcaciones con posibles desenlaces que nos permiten demostrar cuánto creemos conocer al protagonista, pero su propia condición vaga simplifica aquello que podría maravillar.

El resultado es una creación con imágenes de una calidad brutal y una demostración de maestría con la cámara en algunas escenas -como aquellas en las que los reflejos juegan a mostrar varios focos de atención simultáneamente- que resulta hueco cuando el trasfondo no acompaña, la trama en insulsa y el conjunto aburre. Otro gran punto a favor es saber que cuenta con una magnífica disposición a dejarse la piel en sus papeles por parte de los protagonistas. Antonio de la Torre puede que parezca un cansino de nuestro cine (sus películas en poco tiempo serán incontables) pero es un actor enorme, más si cabe cuando trabaja con alguien como Olimpia Melinte (Encantado de conocerte, espero volver a verte pronto). Surge así la idea de saber contar las cosas aunque éstas quizá no sean tan importantes. La película no aporta demasiado, pero se gusta y hace que nos guste cómo lo cuentan. Una de cal y otra de arena, tú decides qué te gusta más.

CarlosDL - http://odiseaenelcine.blogspot.com.es/
CarlosDL
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
18 de enero de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Carlos es un hombre normal; silencioso y solitario; sastre de profesión, respetado y reconocido por su trabajo. Esas cualidades hacen que pase desapercibido; le convierten en el vecino modélico. Sin embargo esconde un terrible secreto: en la intimidad disfruta matando bellas y hermosas mujeres para después comérselas con sumo placer.

Así es el personaje interpretado por Antonio de la Torre (Grupo 7, Azul oscuro casi negro, Primos) en Caníbal, la cuarta colaboración del actor malagueño con el director y guionista Manuel Martín Cuenca (La flaqueza del bolchevique) después de rodar juntos La mitad de Óscar, El tesoro y el cortometraje Hombres sin mujeres.

Con más de 80 títulos a sus espaldas, un premio Goya y varias nominaciones al mismo, no es descabellado afirmar que este sea uno de los mejores momentos en la carrera profesional de Antonio, un animal de la interpretación, que como en la película, devora papeles, guiones y se come, literalmente, la cámara en cada escena.

Capítulo aparte merece la otra protagonista de la cinta, Olimpia Melinte, quien hace acopio de fuerzas para interpretar a dos personajes que, aun siendo gemelas, son radicalmente opuestas. El yin y el yang, ya que una destaca por su sensualidad y erotismo y la otra por un comportamiento más sosegado y tranquilo. La propia actriz ha afirmado en ocasiones tener algo de ambas, lo que la ha ayudado en escenas de tremenda dificultad sentimental.

Finalmente y como colofón conviene destacar la importancia del silencio como elemento esencial de la película. Quizá sea el más importante, ya que ayuda a crear la tensión necesaria que se presupone a los actos de este psicokiller que no es consciente de que lo es, aunque en algún momento llega a ser tedioso y provoca lentitud, si bien es cierto que se solventa gracias, nuevamente, al trabajo de Antonio.

Más detalles sobre esta y otras películas en mi blog: http://argoderse.blogspot.com.es/
Argoderse
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 3 4 5 10 21 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow