La mujer de la arena

Una película rica en metáforas. Cuidada y maravillosa iluminación, planos arriesgados, planos que se alargan hasta absorberte, su poco texto que dice mucho. Te desesperas, te ahogas, sientes lastima y horror.
Teshigahara nos enseña con esta producción que el cine es un arte y que le apasiona, hace que te apasione, crea, arriesga y se deja llevar por lo que siente, por lo que le apetece hacer. Naturalidad meticulosa.
Texturas, composición y sed mucha sed.

Antes de pasar a mi crítica o comentario, contra mi habitual protocolo, que suele ser a la inversa, he leído lo que dicen de "La mujer de la arena" mis colegas en estos menesteres de: "decir lo que uno piensa por si a alguien le interesa". Pocas veces he estado tan de acuerdo, en general, con sus opiniones impagables por gratuitas (en el buen sentido). Sus palabras me han servido para refrescar la memoria de una película que hacía mucho tiempo había pasado por delante de mi, pero que la acumulación de los días y los agentes metereológicos habían enterrado, precisamente, con toneladas de arena; y he aquí que también yo me pongo a retirar a paladas millones de granitos y encuentro aún bien conservados a esos protagonistas metafóricos de la mayoría de los seres humanos, entre los que me incluyo.
Entre estos simbolismos y alegorías, de calado universal, se hubieran encontrado muy a gusto gente tan especial como nuestro Luis Buñuel y, efectivamente, el gran portavoz de la mediocridad, el sin par Franz Kafka.

El inconveniente de conocer, por adelantado, las argumentaciones de los otros, sobre todo si son buenas, es que tú te quedas sin ellas, a menos que caigas en el error de repetirlas o en la suma comodidad de suscribirlas. Por una vez voy a hacer lo que no debiera, tumbarme en el sofá y decir amén. Leed a mis amiguetes que merece la pena y os resultará muy útil para entender una más que interesante obra filosófica sobre el sentido o sinsentido de la vida.

Me gusta, por las imágenes, los enfoques, los diálogos y porque te hace pensar. La mujer está en su prisión particular, ¿quién no lo está?, unos más que otros. El hombre es secuestrado, y es
aislado en el ambiente de ella. Le falta libertad, desea escapar y lo intenta. Al mismo tiempo empieza a conocerla, a acariciarla, a todo lo que se puede hacer encerrado en un pozo de arena.
Circulamos tan deprisa por la vida y expuestos a tantos estímulos que a muchos nos deberían de hacer lo mismo, nos deberían encerrar así, expuestos al ofrecimiento de una taza de té,
a la cercanía de una mujer desnuda durmiendo la siesta etc...
Él acaba influenciado por el poder de la mujer, y cuando una mujer te influye poderosamente,
todo cambia, tu forma de concebir la libertad claudica y entonces cualquier sitio es bueno para
vivir, incluso un pozo de arena, y dejamos de coleccionar insectos y cosas por el estilo.
Cuando una mujer te absorve el sentido, todo cambia ...! A veces los cambios son muy necesarios!., pero son de un final absolutamente incierto e inseguro

Un hombre se ve atrapado en una cárcel de arena y desierto por un extraño sinsentido. Condenado a ser una especie de hormiga obrera... lucha contra su destino hasta que poco a poco va integrándose en el extraño universo que le rodea.

Finalmente, la aceptación de su nueva condición, la adaptación a un mundo con otros parámetros espacio-temporales, le permite liberarse de su vida anterior y desarrollar algunas facetas intelectuales para las cuales, las leyes del pequeño mundo que le rodean le son propicias.

Visualmente, es también una delicia.

Largometraje del director Teshigahara, quien fuera uno de los promotores del turismo japonés en Barcelona gracias a su documental "Antoni Gaudí" de 1984. Otro dato curioso, es que la película es garante de una irregularidad en los Oscar: ésta fue nominada en 1964 como mejor película extranjera, y después en 1965 fue nominado su director por la misma película.

Centrándonos en el film, describe la relación enfermiza entre un entomólogo (estudioso de los insectos), que se ve atrapado en una vieja casa, y la mujer que vive sola en dicha casa.

Me parece muy interesante por varias razones: por su fotografía hipnótica (la arena moviéndose como si fuera agua), por sus planos detalle donde se percibe el sufrimiento de la pareja siempre bajo una sexualidad que no cesa, el sonido generando una sensación de tensión constante, la propia interpretación de los protagonistas… Y, sin duda, por la metáfora de la vida que representa: ¿viven para sacar arena, o sacan arena para vivir? Como sucede con el trabajo (¿trabajamos para vivir o vivimos para trabajar? Esto recuerda a la leyenda de Sísifo, quien fue castigado por Zeus a subir una roca y dejarla caer por la eternidad.