La clase obrera va al paraíso

La mirada de Elio Petri permite establecer un espejo de la vida del proletariado. El destajo, la lucha sindical, las condiciones precarias laborales y la miseria cuotidiana se ven presentes en esta cinta gracias a la magnífica interpretación de Gian Maria Volontè (famoso por Un Puñado de Dólares y La Muerte Tenía un Precio), que experimenta un proceso evolutivo hasta convertirse en héroe de clase; eso sí, pagando un gran precio.

Fue un título prestigioso dentro del cine de izquierdas europeo de su época y un éxito personal para Volonté, pero hoy se muestra como un film caduco y de escasa pegada, al que perjudica la falta de coordinación entre lo que se quiere contar y el cómo se cuenta, y esto es así desde el momento que el guión de Petri y el productor Pirro se aleja de la narración pegada al realismo y juega con elementos distorsionadores -opción bien legítima- de la misma, pero mediante una escritura muy poco convincente.
Estos elementos distorsionadores -análisis psicológico, el humor absurdo- indican la dirección última que buscaría el film: mostrar como el trabajo en cadena y la maquinización y el cronómetro provocan un deterioro en las relaciones humanas a todos los niveles, así como un trastorno en el caracter y en la personalidad. Volonté, en su personaje de primero esquirol enloquecido que pasa a ser sindicalista convencido que acaba solo y echado de la fábrica, luego readmitido pero ya irreparablemente lunático, casi muerto y cúal niño inocente, carne del paraíso celestial, resulta ser el símbolo ecuánime de todo el mensaje del film. Pero dado que ni el mensaje ni la forma cuadran, aún cuando se compartan sus ideas, resulta muy limitado su alcance.

No voy a abundar en las perspectivas políticas de la película, bien expresadas en otros comentarios, ni en la calidad de los actores, por encima de toda duda. Lo que me mosquea es que nadie haya visto que uno de los temas principales es la doble explotación de la mujer, aunque realmente dudo que fuera su intención: Por eso me parece todo tan machista y tan reaccionario en ella, y tan ciegos quienes la comentan.

No voy a contar el argumento, pero aviso: El obrero alienado toma conciencia de su situación, y lo celebra volcándose en la lucha en defensa de sus compañeros -hombres- y dándole a su compañera -mujer- el peor día de su vida, que la dejará marcada muy negativamente. Sus relaciones con su mujer ("esa guarra") y su exmujer, y el modo en que se presentan tales personajes femeninos al público, son también para analizarlos frase por frase, porque incluso en esa época, incluso en Italia (donde parece que la mujer aún hoy tiene un largo recorrido hacia su libertad, y ninguna ayuda institucional, familiar y no digamos religiosa), resultan de un insultante que roza lo intolerable. Y no lo ha visto nadie.

En fin, le he puesto un 3 por las frases del obrero internado y por la interpretación de Volonté, pero si hago la suma de sus defectos el resultado es sin duda un número negativo. No se la recomiendo a nadie.

Triste recreación de la vida del proletario, no importa demasiado el país ni la época, pues siempre nos es presentado como un ESCLAVO, que trabaja como una mula, en una factoría de aspecto kafkiano, y con absolutamente ninguna perspectiva de futuro. La dirección que lleva la película es demasiado clara desde el principio, como si su única intención fuera la de poner al espectador en una situación de completa incomodidad, para lo cual se sirve de planos de detalle superpuestos rápidamente, sonido martilleante y repetitivo, griterío casi inaudible, miradas y expresiones faciales deformadas por la locura... No sé, como filme que pretende retratrar un drama humano, lo veo demasiado "máquina", demasiado molesto de ver. Que fuera esa su intención de acuerdo, ahora que no me parece interesante ver algo que en todo momento te quiere hacer apagar la tele y poner otra cosa más tranquilita. Aún así, una peli curiosa, sobre todo por la interpretación principal.