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Los olvidados de Phoenix

Terror. Thriller. Ciencia ficción. Intriga 20 años después de que tres adolescentes desaparecieran después de que misteriosas luces aparecieran por encima de Phoenix, Arizona, se han descubierto imágenes no vistas de esa noche, que narran las últimas horas de su fatídica expedición. (FILMAFFINITY)
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Críticas 13
Críticas ordenadas por utilidad
2 de noviembre de 2018
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No ha estado tan mal. Se deja ver. Mantiene la intriga hasta el final, aunque es muy previsible, pero está bien hecha. No es de las mejores de metraje encontrado, pero cumple lo que promete. Sencilla y simple. Si te gusta el género la puedes ver sin problemas.
fernando mora lópez
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26 de marzo de 2023
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Hay dos cosas a las que Justin Barber saca el polvo en su debut cinematográfico con «Phoenix Forgotten» (2017), con relativa experiencia como operador de cámara y diseñador gráfico en otras producciones. Por un lado, y a pesar de estar en cierto declive, en parte por hastío entre la audiencia, le mete fuelle a un formato que había sido consagrado casi veinte años antes con «The Blair Witch Project» (1999), aleando en una misma cinta dos subtipos de la misma especie: el metraje encontrado con el mal llamado «falso documental» (los sajones lo bautizaron como «mockumentary»), pues se trata de una pieza en dicho estilo, pero cuyo contenido es puramente ficticio, aunque pueda o no estar sobre la base de hechos reales (con los que generalmente poca o ninguna conexión hay).

Otro aspecto que Barber nos airea con relación al contenido de la película, es uno de los principales mitos del imaginario colectivo en nuestra historia contemporánea: el tema de los ovnis. Todo lo relacionado con la vida y/o civilizaciones extraterrestres ha sido algo más o menos candente en el repertorio de las ficciones humanas, y abordado desde varias hermenéuticas, desde la científica, hasta la religiosa. En éste último ámbito no faltan evidencias de que las tradicionales mitologías han dado paso a análogas cosmogonías, que incluso atribuyen a los alienígenas la construcción de las pirámides egipcias (cosa que ya les aseguro que es completamente falaz, dado que una pirámide es la figura más simple, de las primeras que un bebé es capaz de levantar con sus juegos de construcción; y con mucha mano de obra motivada y una buena dosis de tiempo, los faraones no necesitaron de seres de otros mundos para erigir tales monumentos).

Apelando, pues, por un lado, al aura de verismo que pueda conferir el género periodístico del documental, y a una de las principales fijaciones ultramundanas del potencial público (al lado de las casas encantadas, los asesinos en serie, los ángeles y los demonios, los bichos raros y los monstruos…), y armado con un presupuesto estimado de 2,8 millones de dólares (después recaudaría poco más de 3 kilos por diferentes medios de exhibición, en su área doméstica y en otros países), Barber se lanza a contarnos una historia que no sabríamos si colocar en el territorio del terror, el de la ciencia ficción, o en un espacio taxonómico común a ambos.

Con el nombre del aclamado Ridley Scott mariposeando entre la cohorte de productores e inversores que echaron sus mortadelos en el novicio celuloide de Barber, se quiso dar un condimento especial al márquetin, seguramente para vacunar al producto de ese «olvido» que reivindica el título, en alusión a los tres adolescentes que presuntamente desaparecieron tras ir sobre la pista de la visualización de las luces que, el 13 de marzo de 1997 se hicieron presentes en el nocturno firmamento, y ante las atónitas miradas de miles de ciudadanos que presenciaron en aquél momento, un espectáculo que según los noticieros no se daba desde los años cuarenta. Con lo que a no pocos (especialmente los fans y creyentes del fenómeno «UFO») se les puso morcillona, y en más de un canal de televisión, con motivo de la efeméride, debieron de retransmitir por enésima, la «spilbergiana» «Close Encounters of the Third Kind» (1977), sobre la que el propio Barber reconoce haberse inspirado: el «set» de Vanessa Lin en el desierto de Arizona y sus contornos cumple sin paliativos una función evocativa del clásico interpretado por Richard Dreyfuss.

Es en el aparato técnico y gráfico, seguramente por razón del bagaje del realizador en estos menesteres, donde, queda seguramente invertida la mayor parte de la agenda presupuestaria, y se define la película en su punto más sólido: el diseño, configuración y tratamiento de la imagen. El trabajo de Jay Keitel es algo bastante digno de ser recordado. Se guarda de pretender usar cacharros y trastos originales de los años noventa, en los que se sitúa y desarrolla la acción de Josh, el valiente y obsesivo muñaco que necesita capturar con su «doméstica», todo aquello que se menee: sin piedad y sin leyes. Por el contrario, Barber le manda a su director de fotografía rodar todo en la tecnología actual al uso, para luego, en el proceso de edición, revestir con la añeja traza del VHS de los noventa, la parte del metraje de las tomas de Josh, a través de un complicado proceso que debió tomar tiempo y dinero, pero que, según explica el propio Barber, era el sistema más práctico y eficaz para conseguir un efecto visual «retro» aceptable, antes que exponerse a no encontrar suficiente «stock» para rodar con materiales originales de la época (ya no estamos hablando sólo de cámaras, sino también de la suficiente cinta para realizar el material de todas las tomas necesarias).

Con ello, Keitel consigue un cuidadoso, sugerente (y elocuente por sí mismo), contraste entre el lenguaje gráfico propuesto para la parte del reportaje elaborado por Sophie, y la evidencia documental recabada por su desvanecido hermano, que ella injertará no sólo como evidencia de su crónica, sino que también servirá a la estructura narrativa del film, como historia dentro de la propia diégesis. Con lo que se va a potenciar el efecto de realismo o supuesta veracidad.

La ausencia de banda sonora, como apoyo y/o parte del lenguaje expositivo de la cinta, excepto algunas piezas de música ambiental que Sophie utiliza para colorear su pieza, es otro de los recursos a los que Barber recurre para dotar de autenticidad a su ficción. De hecho, así suele ser en la inmensa mayoría de creaciones en este formato (y no sólo en el campo del terror): como mucho, en algunos casos se presenta en los títulos de crédito iniciales y/o finales, un testimonial tema musical que apenas nos introduce (ya no como puerta, sino como fino velo a modo de cortina) al espacio escénico en el que se desarrollará la acción..

El trabajo actoral es, junto a un ritmo del «script» lento en demasía, el punto débil de la cinta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jordirozsa
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5 de junio de 2022
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Metraje encontrado en clave de falso documental que es el primer largometraje de su director, y que está protagonizado por Florence Hartigan (Entrance, 2012), y Jeanine Jackson (Jóvenes y Brujas, 1996), entre otros nombres.

20 años después de que tres adolescentes desaparecieran después de que misteriosas luces aparecieran por encima de Phoenix, Arizona, se han descubierto imágenes no vistas de esa noche, que narran las últimas horas de su fatídica expedición.(FilmAffinity)

Habiendo sacado películas de este formato que tocan todos los subgéneros de terror posibles, desde fantasmas (Paranormal Activity, 2007), hasta asesinos (Creep, 2014), sin dejar de lado los extraterrestres (La Cuarta Fase, 2009), resulta complicado encontrar cintas que pasen del aprobado raspado. Los Olvidados de Phoenix es uno de esos metrajes encontrados que no consigue arrancar hasta que faltan diez minutos para que acabe, el gran problema es que la primera hora y cuarto de película consiste en una investigación que todo el mundo adivinara en donde va a acabar, lo cual resta enteros sobre resultar curiosa. Como suele suceder en este tipo de películas, la parte final es la más potente del film, quedando entretenido pero algo escaso en este caso.

Los Olvidados de Phoenix quedará en el olvido de todo espectador ya que no se desmarca, ni lo pretende en ningún momento, de lo que puede ofrecer cualquier found footage mediocre, y aunque pueda llegar a entretener a aquellos, que como un servidor, disfruten con este tipo de producciones, es un producto que aporta muy poco.

Nota personal 5/10

#cine #terror #pelicula #movie #cinedeterror #film #cinema
ElChicoDeLosHorrores
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