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Gente como uno

Drama Conrad acaba de salir del hospital después de haber intentado suicidarse a raíz de la muerte de su hermano en un accidente. Mantiene una relación muy tensa con su madre y vive atormentado por sentimientos de culpa. Aunque visita todas las semanas a un psiquiatra, no se siente a gusto hasta que conoce a una compañera del coro y empiezan a salir juntos. (FILMAFFINITY)
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Críticas 70
Críticas ordenadas por utilidad
29 de julio de 2016
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
El título de la película es significativo, como un titular de lo que vas a ver. Entre los bosques otoñales, en las casas de familias adineradas, escondidos al fondo de los retratos familiares, se esconden fantasmas, entes invisibles que planean en silencio sobre composiciones de aparente perfección. Gente ordinaria, nada remarcable a simple vista.

No sé si viene de la novela, del guión o de la dirección, pero hay grandes aciertos en esta película. El primero, que el arranque parte de hechos consumados. En una vida ordinaria, anodina, subyacen cosas que no se verbalizan, que descubres en detalles. La pelicula es una exposición contenida donde el marrón ya ha acontecido. En un aparente remanso de paz, habita un monstruo que devora a los individuos y las relaciones entre ellos. Ello se agiganta en el contraste con un contexto de gentes ordinarias, con sus casas, sus coches, sus negocios, sus empleos, sus fiestas, que crean una corriente de la que cuesta salir, que tiene una inercia que invita a esconder las miserias para dejarse llevar, como si todo fuera perfecto.

La veracidad con que lo que acabo de exponer se traslada a la pantalla, con la inestimable contribución de unas interpretaciones de calidad, con un concepto de dirección acertadísimo en su tono calmado, en la sucesión de situaciones cotidianas en las que van surgiendo borrones, malas hierbas o exhabruptos inesperados, es lo que debe destacarse de esta película, una pieza muy mimada por su director, trabajada en lo actoral, en lo estructural y en lo compositivo. El esfuerzo se adivina, y en gran medida obtiene recompensa.

La conexión con el drama es en mi caso eléctrica. No comprendo a otros usuarios que, según se desprende de sus cometarios, encuentran esta película tan distante, tan ajena. He leído críticas que a punto han estado de alterar mi inalterable tolerancia hacia las opiniones adversas. Debe ser que esos usuarios no son de "eixe mon", como diría Raimon. Debe ser que tienen circunstancias cotidianas muy modernas, o muy raras, o muy antiguas. Mi identificación, en tanto que hombre ordinario, en tanto que hombre que ha vivido la cotidianidad de cosas buenas y malas, es total.

Película de personajes, de relaciones, de sutilezas, de cosas tan cercanas que inquietan. Todos los personajes, sonrían o lloren, canten o griten, llevan cenizas en los hombros, les acompaña una tormenta flotando junto a sus cabezas. Solo vemos las tormentas de los protagonistas, porque como dioses, esta película nos permite colarnos en pla gran hermano en su casa. Pero lo cierto es que en las fiestas que frecuentan, en los grandes almacenes, en los teatros o restaurantes de los suburbios de Chicago (como podría ser en cualquier otro lugar del mundo occidental), hay otras tragedias escondidas que no vemos por que no son nuestra película, pero que podrían protagonizar la suya propia. Y al final, la cámara se aleja. Hay otras casas, otros coches que cruzan como si nada, gentes ordinarias que conducen sus vidas a pesar de las mochilas que arrastran y que la vida va cargando de peso.

Me gustaría destacar la escena en que madre e hijo posan para una foto. O la escena en que los padres juegan al golf. O cuando los chicos van a tomar una hamburguesa. O las escenas, al final, en las que las estatuas se resquebrajan y asoma una luz de paz, la luz de un día que comienza, muy frío, pero que comienza. Desde luego no son escenas de tv movie, como comentan otros usuarios. Me siento obligado por pura afiliación emocional e intelectual con esta película, a gritar más que otros usuarios para decir que esta película debe verse, no es una más, no es una película corriente, aunque sea sobre gente corriente. Es una película cercana y auténtica, llena de fantasmas, fantasmas como los que nos acompañan a todos, una montaña rusa emocional que debería ser de obligado visionado y que no es otra cosa que la proyección de la vida de tus vecinos de arriba, o de los amigos de tus primos, o de ti y los tuyos.

No es moco de pavo. Uno no da valor a las cosas hasta que las ha perdido. Pero raramente se da cuenta de ello en la tarea anodina de existir. Esto no es una crítica, es un GRITO.
Uma
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30 de marzo de 2006
13 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Maravilloso el certero acercamiento que hace robert Redford al drama de una familia acomodada tras la pérdida de su primogénito en un desafortunado accidente de navegación. El que más sufre es Conrad, el otro hijo adolescente que acaba de salir de un hospital psiquiátrico tras un intento de suicidio a raiz del accidente, su relación con la madre es fría y distante y él tiene un enorme sentimiento de culpabilidad. Papel magistral el de Donald Sutherland, padre y esposo que trata de salvar lo que aún queda de su familia. Es una película que te conmueve y te atrapa, con unas interpretaciones perfectas.
belisa199
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21 de enero de 2016
18 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me ha gustado, la soporté por la estética ochentera, y aguardando una resolución que no llegaba.

No me parece una película sobresaliente, ni tampoco merecedora de ese rosario de Óscar con los cuales fue premiada.

Ni la primera vez que la vi me gustó, ni esta última. La encontré floja,. exagerada, un tanto histriónica y con un desarrollo de telefilm dominguero de gran presupuesto.

Un 4
LEUGIM
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7 de noviembre de 2011
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
DESDE LA PUNTA DEL ICEBERG
Era Redford. Por eso le dieron el dinero, el mísero dinero para hacer esto. Esto es, sencillamente, una verdadera obra maestra de la dirección de actores. Timothy Hutton o McGovern, ahora que ya no son unos jovencitos, podrán recordar esta cinta como el papel más digno que hayan hecho nunca. Porque, de cuando en cuando, merece la pena ver una película como esta, más que nada porque nos recuerda que los personajes han de tener profundidad, ahora que está tan de moda el cartón piedra, el estereotipo que nos deja igual. Si hubo un tiempo en que los humanos sentían, entonces esta narración pertenece a ese tiempo. Hubo una América triunfal, en la que los ganadores eran unos pocos (como siempre), pero los perdedores eran muchos menos. De esta manera, cabía la posibilidad de transcurrir décadas doradas, no tan desquiciadas, al aroma de Simon & Garfunkel, sin más nostalgia quizá que esa lejana guerra en Europa, en la creencia de que el espíritu de la libertad duradera les acompañaría para siempre. Redford construyó un cuadro de este tipo, formado por una familia ejemplar. Pero dejó un bollo puntiagudo en la tela, por el cual pasamos la mano y nos pinchamos, para descubrir que el éxito material no puede ni enmascarar ni detener ciertos procesos: las personas tenemos afinidades muy particulares, sufrimos cuando las perdemos y aún más en la conciencia cuando nos sentimos responsables, con o sin razón por ello. La realización sigue la regla clásica de permitir a la cámara hablar, esto es, hay un encuadre natural que casi se nos revela solo en el curso de la actuación; sin estridencias de ninguna clase, las escenas cobran tensión solo porque hemos creído a los actores desde el primer momento, así de sencillo. Un fotograma tiene la fuerza que le otorga la credibilidad de los anteriores; pero hoy ya lo hemos olvidado.
PSG
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17 de abril de 2012
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Perfecto y sincero drama familiar que desarrolla problemas facilmente identificables y lo hace con una sensibilidad y sencillez sublime, lo más excelente quizá sea el punto de vista que elige para contar la historia, esta es la del adolescente (al igual que sucedía en Academia Rushmore) , este acercamiento a la mente de un adolescente fascina y aporta sensaciones nuevas al espectador, además la actuación de Hutton es perfecta al igual que la de los padres de familia, donde destaca una madre dura y egoista interpretada por Mary Tyler Moore (alejandose del tópico de madre sensata o sumisa). La representacion de los personajes es tan realista y está tan cuidada que uno encuentra elementos idetificadores con todos los personajes, creando así un tono grave y sobrio durante toda la película que estalla en una catarsis final de admirable carga emocional.

En comparación con otros dramas familiares (recuerda a "Tormenta de hielo" de Ang Lee) "Gente común" me agrada más, por su punto de vista original y por la sencillez de su ejecución, en la cual no hay que pasar inadvertido un montaje muy eficaz y dinámico.

Este retrato de una familia de clase media americana aparentemente unida pero realmente fragmentada me conmueve y me hacen darme cuenta que hacen falta más películas asi, y que hace falta que exista un público que las demande. Agredecido por tanto al Sr Redford en su labor con el Instituto y Festival de Sundance, y a esta cinta sobre la mente humana y el sentimiento de culpabilidad.
danicassavetes
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